¡La leche!
Este artículo está abocado al fracaso, yo les aviso, haré todo lo posible por reconducirlo cuando se desvíe el tema, pero no prometo nada. Mi intención es abordar el tema de la inmigración, más concretamente, el miedo que tenemos los vascos a la llegada de los inmigrantes, según otro estudio de esos que nos dan para palique de cuando en vez. Y eso que aquí llegan por tierra y en perfectas condiciones, nos toca lo de los cayucos y las pateras como a los canarios, y estaríamos acojonados, en pie de guerra. Menudo par de tetas que luce la tía en la foto, se le sobran del escote cual espuma de cerveza mal tirada. Esto me pasa por consultar el Correo digital para documentarme. Les decía que los vascos vemos con buenos ojos la llegada de inmigrantes, lo que no nos gusta tanto es que monten aquí sus templos, aquí manda Cristo, la ostia. Pero como dos melones de cuneta, como hay dios. Acabar el artículo me va a costar más que a Unai dar la vuelta al mundo a viento. Vamos, Terol, de peores has salido. El sesenta por ciento de los vascos cree que la inmigración acabará por colapsar la seguridad social. Y la tía dice que no puede parar de dar leche, que es adicta, como si fuera alcohólica, que bárbara la Salma Hayek, que poderío, venga darle calcio a la niña y alegrías a su marido. Perdónenme, estos temas me alteran, tuve un destete temprano por culpa de una hermana que pedía paso, pecho, y apellido. Bueno, tampoco me ha ayudado mucho a poner en orden mis ideas el calendario mixto de jamón, queso y tanga de las alturas de la Policía Municipal de Bilbao, que es de delito. Estábamos con la inmigración regular, ¿no? Pues eso, que, que si se necesitan voluntarios para ir con el sacaleches a casa de la Salma, me apunto el primero, que no se preocupe por tener esas adicciones, el bingo es más dañino. Pero la tanga centrada, lo juro, como si fuera un anuncio de la y griega vasca, con túnel y todo. Pasen y vean.
AH, EL TEMA DE LAS CANCIONES ES DE PONER LA CARNE DE GALLINA, IÑAKI, ERES LA OSTIA, AGUEDA, LA OSTIA EN VERSO. UN ABRAZO