No puedo, ni debo, ocultar los nervios, porque esto sé como empieza, ahora, ¿como acabará? Otra vez a merced del viento, como un velero holandés de dos palos, así es mi vida.
Persigo el sueño de que, un día, te rías mirando la pantalla del ordenador. No es fácil, hay resistencias lógicas, pero soy cabezón. Mejor dicho: “tenaz”, que suena a “cabezón con estudios”, más glamouroso.
Yo he hecho mis pequeñas promesas, que conste; dejarme llevar por la emoción, y vomitar hasta las ideas sietemesinas, esas que no llegan al kilo y que tendrás que pasar por la incubadora de tus comentarios.
Si te animas, te invito a la inauguración del blog, que se lleva a efecto pinchando el siguiente vídeo. La invitación es válida para dos personas, o persona-perro, o persona-gato, pájaros no.
Luego, o mañana en su defecto, más. Que siga la fiesta.