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Segundo día en Londres. Salimos a pie del hotel y nos dirigimos a la primera visita del día: Palacio de Buckingham. Aún falta una hora para la tontería del cambio de guardia, pero la gente ya empieza a acumularse. Es sábado. Como no parece que la reina vaya a salir a saludarnos –está en palacio, según el código de la bandera en lo alto-, seguimos hacia el primer gran objetivo del día.
La Abadía de Westminster
Aquí se casó el príncipe Andrés con Sara Ferguson y se celebraron los funerales de Isabel I y Diana de Gales. Y es famosa por el rincón de los poetas, donde yacen Samuel Johnson, Charles Dickens y Dylan Thomas, entre otros. Oscar Wilde tiene una placa, pero no está enterrado aquí. También están enterrados científicos ilustres como Charles Darwin, Ernest Rutherford, Lord Kelvin y William Herschel –descubridor de Urano- y su hijo John, entre otros.
Hay que pagar entrada y, aquí, cuando se paga, se paga de verdad. 15 libras de entrada, casi 18 euros al cambio. Pero bueno, había que entrar a visitar la tumba de otro personaje ilustre que también yace enterrado aquí: Sir Isaac Newton. Sobre todo porque queríamos ver su panteón. Curiosos los templos protestantes. Sería raro ver algo así en una iglesia católica.
Cuesta encontrarlo y no hay atajos. Hay que hacerse todo el recorrido marcado. Newton está al final. Las guías vuelven a fallar y apenas si mencionan el panteón de Newton. También el telefonillo que te dan a la entrada. Solo dice que nos hallamos ante la tumba de Newton. La mejor descripción la tenemos en el libro que en realidad nos ha traído hasta aquí El código Da Vinci. Da cuenta de interesantes detalles. Así describe Dan Brown la tumba de Newton, en el capítulo 97:
“…un inmenso sarcófago de mármol negro sobre el que reposa la escultura inclinada de sir Isaac Newton, ataviado con ropas clásicas, apoyado con orgullo junto a una pila con algunos de sus libros: Divinidad, Cronología, Óptica y Philosophiae Naturalis Principia Mathematica. A sus pies dos angelotes que sostienen un pergamino. Tras el cuerpo yacente de Newton se alza una austera pirámide. Y en mitad de la pirámide, un orbe … un gran orbe que sobresale de una pirámide y que está labrado con bajorrelieves que representan todo tipo de cuerpos celestes, constelaciones, signos del zodíaco, cometas, estrellas y planetas. Por encima, la imagen de la Diosa de la Astronomía bajo un campo de estrellas”
Buena pero incompleta descripción. La diosa de la Astronomía suponemos que es Urania. Los angelotes muestran a Newton un pergamino con una órbita elíptica en él dibujada.
Pensamos que los restos mortales de Newton estarán bajo la lápida en el suelo, justo en frente del mausoleo, y no en el sarcófago. En este sarcófago aparece representada una interesante escena que muestra unos ángeles haciendo Astronomía. Es complicado quedarse con los detalles, pues, al menos en nuestra visita, estaba acordonado y no dejaban acercarse. En el detalle de la foto inferior, se aprecia en la izquierda a unos manejando un telescopio, posiblemente newtoniano y en la parte derecha a otro, midiendo algo en el cielo, aunque no somos capaces de distinguir con qué. No discernimos que pueden estar haciendo los ángeles del centro.
La esfera celeste incrustada en la pirámide resulta interesante. Se equivoca Dan Brown. Recordemos:
…un gran orbe que sobresale de una pirámide y que está labrado con bajorrelieves que representan todo tipo de cuerpos celestes, constelaciones, signos del zodíaco, cometas, estrellas y planetas.
No sabe mucho de astronomía el autor del Código Da Vinci. En estas representaciones celestes no figuran cometas ni planetas. Estos se mueven, por lo que no se ponen sus posiciones, salvo que se quiera representar el cielo de un determinado momento, como por ejemplo, el del día de la muerte de Newton. Sin embargo, no se ven por ninguna parte que aparezcan representadas las posiciones de los planetas. Además, apenas si salen constelaciones del zodíaco, que es por donde transitan los planetas. Si alguno veis algo en el la imagen inferior, no dudéis en hacérnoslo notar. Nosotros simplemente vemos la representación de una parte del cielo, el que más o menos aparece el la foto siguiente, de una esfera celeste moderna y que más de uno tendréis.
Se reconocen todas las constelaciones que figuran en esta segunda foto: Hércules, Cygnus, Draco, Ursa minor, Cepheus, Camelopardalis, Pegasus, Pisces, Andromeda, Perseus, Triangulum, Aries, Aquila, Vulpecula, Lacerta y Delphinus. No sale en la foto, pero figuraba también Ursa Maior. Y nos despistan las figuras que se se ven el las posiciones de Lyra y Cassiopeia. La lira si se representa a veces como soportada por un águila o algo así y podría ser. La forma de la figura en la posición de Cassiopeia nos despista.
Por cierto, está prohibido sacar fotos en el interior de la Abadía. Pero, tras pagar 15 libras, mi cámara se disparó accidentalmente y salió esto 😉
Como la entrada se va alargando mucho ya, seguiremos contando las historias de este segundo día en la entrada de mañana. Nos iremos a Greenwich. Os dejo con la traducción de la inscripción que, escrita en latín, figura escrita en el panteón. No podía ser más apropiada para la tumba de este gran científico:
Aquí descansa Sir ISAAC NEWTON, caballero que con fuerza mental casi divina demostró el primero, con su resplandeciente matemática, los movimientos y figuras de los planetas, los senderos de los cometas y el flujo y reflujo del Océano. Investigó cuidadosamente las diferentes refrangibilidades de los rayos de luz y las propiedades de los colores originados por aquellos. Intérprete, laborioso, sagaz y fiel de la Naturaleza, Antigüedad, y de la Santa Escritura defendió en su Filosofía la Majestad del Todopoderoso y manifestó en su conducta la sencillez del Evangelio. Dad las gracias, mortales, al que ha existido así, y tan grandemente como adorno de la raza humana. Nació el 25 de diciembre de 1642; falleció el 20 de marzo de 1727.