Pese a que siempre he sido amante de la música de origen celta desconocía ‘Fisherman’s blues’ y también sabía poco de The Waterboys. Pero una amiga se ha encargado de abrirme los ojos y de ponerme en contacto con esta pequeña joya con violines engarzados en mandolinas que nos sumerge en aires alegres y desenfadados, aromas a taberna de puerto, humo de pipa y olor a alcohol.
‘Fisherman’s blues’ constituye una ligazón perfecta de sonidos tradicionales irlandeses y rock que llevó en 1988 al grupo británico a alcanzar la cota más alta de ventas de su carrera. Supuso una apertura de miras hacia las raíces, un regreso a los orígenes fruto de sus inquietudes culturales.
«La música es música, y ningún músico ni banda necesita limitarse a un género en concreto, todos son territorios vírgenes perfectos para la exploración musical», decía por entonces Scott. «La música no tiene necesariamente que divorciarse de sus propias raíces para alcanzar cierta relevancia, si está a tono con su propio sentido de identidad, la música puede tener y transmitir más cultura y poder, y obtener mayor resonancia tanto a nivel místico como práctico», añadía.
Esta composición de Mike Scott planea sobre el deseo de huir de la complejidad de la vida moderna para buscar una existencia tranquila, identificando la felicidad con la ausencia de pasiones (vanidad, codicia, aspiraciones, etc), e idealizando la vida cotidiana. Algo que suscribo al pie de la letra desde hace varios años. La pérdida de nuestra identidad es renunciar a expresarnos con respecto a todo lo que nos rodea.
La vida del pescador es dura, cruel, con largos períodos en alta mar, atados a su sufrimiento. Pero también es huir del mundanal ruido, tiempo para pensar en la esencia de la vida, el abandono de cualquier cosa material que hemos dejado en tierra firme para nadar en el espíritu hasta la línea que separa el horizonte de la costa. Para ‘The Waterboys’ la pesca fue el zen.
De hecho, para meterse en ambiente, The Waterboys grabó el tema en un pequeño pueblo de la costa oeste de Irlanda llamado Spiddal. De allí, dicen que de su pub centenario, surgió una música tan apasionada como relajante, pero siempre cargada de sentimiento épico y lírico.
Como he dicho antes nunca había escuchado ‘Fisherman blues’, pero me temo que a partir de ahora la oiré bastantes veces. Me suele ocurrir cuando me entusiasmo con una canción. Es más, me atrevo a aventurar que por muchas veces que recurra a ella, jamas me cansará. Es gloria bendita, como mi madre. Una genialidad cargada de inspiración, clarividencia y corazón que ya he situado en lo alto de mi altar musical particular.
Otros la supieron degustar antes que yo. Hasta el cine ha recurrido a ‘Fisherman’ blues en las películas ‘Despertando a Ned’ y ‘ El Indomable Will Hunting’.
http://youtu.be/_VKouBHarIo
Desearía ser un pescador
mecido por el mar
lejos de tierra firme
y de sus amargos recuerdos
Echando fuera el sedal
Con abandono y amor
sin límites debajo de mí
excepto el cielo estrellado sobre mi
con luz en mi cabeza
Y tú en mis brazos
Desearía ser el hombre del freno
En un tren desbocado
Chocando precipitadamente
contra el corazón de la tierra
Como un cañón en la lluvia
Con el latido de los durmientes
Y el calor del carbón
Contando las ciudades que pasan de largo
En una noche llena de alma
Con luz en mi cabeza
Y tú en mis brazos
Bueno, sé que seré desprendido rápidamente
De los vínculos que me mantienen
De las cadenas que me atan
Caeré al final
Y en ese fatídico día
Me sostendré con mis propias manos
Cabalgaré en ese tren
Seré el pescador
Con luz en mi cabeza
Y tú en mis brazos
VERSIONES
El grupo vallisoletano CELTAS CORTOS realizó una versión en castellano hace dos años.
‘Fisherman’ blues’ supuso un cambio radical en el estilo musical de The Waterboys, hasta entonces caracterizado por el denominado Big sound, protagonizado por una potente percusión y gran profusión de arreglos corales, de piano y viento. El grupo abandonó el rock grandilocuente para sumergirse en las aguas de la música tradicional irlandesa con ciertos toques country. La metamorfosis dividió a sus fans, pero popularizó a la banda. Más tarde volverían al sonido rock.
Transcurría el año 1988, siete años después de que se constituyera The Waterboys agrupando a músicos de Escocia, Inglaterra e Irlanda, pero siempre alrededor del talento del gruñón Mike Scott. Disolvió el grupo en 1993 para hundirse en una etapa de misticismo y retiro espiritual, para volver a a juntarlo en 2000 y lanzarse otra vez a la carretera. Aún siguen recorriéndola.