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Anje Ribera

Música callada

Ultravox – Vienna

Ultravox – Vienna

‘Vienna’ constituyó el mayor éxito discográfico de Ultravox, coincidiendo con el período en el que la banda británica recorría el sendero musical de los ochenta de la mano del cantante y guitarrista escocés Midge Ure, que reemplazó a John Foxx en el liderato. Esta canción, publicada en otoño de 1980, fue la punta del iceberg de su popularidad europea a lo largo de toda una década, en la que derramó su influencia en las corrientes electrónicas de base sintética.

Comenzó entonces el despegue hacia la fama que se le había negado al quinteto con anterioridad. Por fin abandonó los círculos underground para llegar a un público masivo y emprender años de reconocimiento. El carácter sentimental y épico de ‘Vienna’, que surgió en pleno reinado de los nuevos románticos, amparado también en una estética barroca que recuerda al siglo XIX, se creó en un estudio de Colonia, donde Ultravox supo plasmar su creatividad en un sonido nuevo, gracias a sintetizadores más modernos y experimentales. Sin embargo, no pudo impedir la influencia del rock germanófilo que comenzaba a traspasar las fronteras de la todavía Alemania Federal.

Bajo la producción de Conny Plank, los británicos combinaron el vanguardismo con una corriente pseudoclásica, mediante la utilización experimental de piano, violín, batería y guitarra, instrumentos supeditados siempre a la poderosa voz de Midge Ure. ’Vienna’ exhibe en poco más de cuatro minutos y medio unos cambios de ritmo precisos y la dicotomía que flotaba en el panorama musical europeo. Existía un debate igualado entre los viejo y lo nuevo, como ocurría también en la propia sociedad del Viejo Continente, aún contenedora de los bloques antagónicos de la Guerra Fría.

La idea de esta obra sobre la macabra noche y el despertar llegó a las mentes de los componentes de Ultravox tras visionar la película ‘El tercer hombre’, una genial historia dirigida y protagonizada por Orson Welles en la capital austriaca, la ciudad imperial por excelencia, en los años inmediatos a la Segunda Guerra Mundial. También el videoclip que sirvió de soporte a la canción siguió el estilo de Welles, siendo cuidadosamente rodado en blanco y negro por el también cineasta Russell Mulcahy. La otra gran aportación cromática se plasmó en la portada del fotógrafo holandés Anton Corbijn.

Han pasado treinta y cinco años desde entonces. Nada es igual. Todo aquello parece arcaico, todo menos ‘Vienna’, una balada que aún suena fresca, tan heroica como entonces. De pocos temas de principios de los ochenta se puede afirmar lo mismo. Casi ninguno ha alcanzado el estatus de icono atmosférico del synthpop, dominando en la esfera de los discos que envenenan por su grandilocuencia y su aire sinfónico. Sus acordes y su poder estremecedor están vigentes.

Pero regresemos a 1980. Ya entonces el tema franquicia de Ultravox fue galardonado como la mejor canción del año por los Brit Awards, los premios anuales a la industria fonográfica británica, que supo reconocer aquellos incipientes pasos del tecno-rock basado en el sonido que surgía de los sintetizadores de Billie Currie y en las programaciones informáticas de Warren Cann, a modo de una orquestación. De fuentes parecidas bebieron de forma paralela Soft Cell, Depeche Mode u Orchestral Maneouvres in the Dark (OMD).

El sonido futurista de ‘Vienna’, refinado y sofisticado –y oscuro y extraño al mismo tiempo–, supo equilibrar el carácter pegadizo de su melodía con un entramado creativo exigente, logrando llegar al público. Las estadísticas certificaron el éxito de una obra tan apabullante como imperecedera. Sólo en Reino Unido se vendieron 300.000 copias del single, que permaneció cuatro semanas consecutivas en las listas, con el número dos como escalón más alto de su ascensión. Únicamente John Lennon –quien había sido asesinado unas pocas semanas antes– y su ‘Woman’ impidieron que este tema hermosamente misterioso y melancólico, incluso abrupto, encabezara el hit parade.

LETRA

Caminamos en el aire frío
un aliento congelado en el cristal de la ventana
la mentira y la espera

Un hombre en la oscuridad en un marco de fotos
por lo tanto, místico y conmovedor
una voz que extiende la mano en un grito desgarrador
hasta que se queda contigo

El sentimiento se ha ido, sólo tú y yo
no significa nada para mí
esto no significa nada para mí
Oh, Viena.

La música está tejiendo
notas inquietantes, las cuerdas en punteo
el ritmo está llamando
sólo en la noche mientras llega la luz del día

Un silencio vacío, frío,
el calor de su mano y un cielo gris, frío
se desvanece con la distancia.

La imagen se ha ido, sólo tú y yo;
no significa nada para mí
esto no significa nada para mí
Oh, Viena.

Esto no significa nada para mí.
esto no significa nada para mí
Oh, Viena

VERSIONES

La banda austriaca KONEA RA realizó en 2014 una interpretación muy personal del éxito de Ultravox.

El oscuro grupo italiano KIRLIAN CAMERA recurrió en 1991 a este éxito para su disco ‘Todesengel. The fall of life’.

La revisión de EUGENE no desmereció al original.

El comediante inglés VIC REEVES recurrió en 1992 a una letra diferente para confeccionar un cóver satírico.

El productor norteamericano GLENN KENNEDY dio su punto de vista en 2009.

Los primeros pasos de ULTRAVOX se remontan a 1974. El cantante Dennis Leigh –que tómo el nombre de John Foxx– y el guitarrista Steve Shears decidieron formar un grupo en la ciudad inglesa de Chorley, imitando a New York Dolls y Roxy Music. Para completar la banda optaron por poner un anuncio en la revista ‘Melody Maker’. Respondieron el bajista Chris Cross y el batería Warren Cann. Así nació Tiger Lily, precursora del conjunto al que nos referimos hoy. Dos meses más tarde, una vez que el cuarteto ya había debutado en el mítico Marquee, llegó el teclista y violinista Billy Currie.

Su primer single no obtuvo ninguna repercusión, por lo que decidieron cambiar de nombre. Nació Ultravox, inmediatamente contratada por la discográfica Island, abducida por sus innovaciones electrónicas al estilo alemán de Kraftwerk. Llegaron rápido sus primeros vinilos. ‘Ultravox’ (1977), producido por Brian Eno y Steve Lillywhite, y ‘Ha! Ha! Ha!’ (1977), pasaron bastante inadvertidos pese a su calidad. Eran atípicos para la época.

La falta de éxito provocó la marcha de Shears, que fue sustituido por Robin Simon. La nueva formación registró ‘Systems of fomance’ (1978), que contaba con la producción de Conrad Plank, el legendario técnico del kraut-rock y productor de Kraftwerk. El disco tampoco fue recibido con los brazos abiertos y se produjo la descomposición de Ultravox tras la salidas de Foxx y Simon.

Pero el proyecto, que ya parecía historia, se reconstituyó con la llegada del cantante y guitarrista escocés Midge Ure. Abrazaron el techno-pop y cambiaron al sello Chrysalis, con el que por fin alcanzaron el éxito al sacar al mercado ‘Vienna’ (1980).

‘Rage In Eden’ (1981) puso fin a la colaboración con Conrad Plank. Para el siguiente trabajo –’Quartet’ (1982)– la producción corrió a cargo de George Martin, el mago que trabajó con The Beatles. Bajo su dirección grabaron, asimismo, ‘Lament’ (1984). Ambos discos fueron muy pretenciosos, pero inferiores a ‘Vienna’.

Para registrar ‘U-Vox’ (1986) Cann cedió las baquetas a Mark Brzezicki. Los malos resultados del álbum provocaron la marcha de Midge Ure. Su ausencia fue cubierta por Sam Blue, bajo cuyo liderato el grupo regresó al mercado con los mediocres ‘Revelation’ (1993) e ‘Ingenuity’ (1996) .

Para muchos Ultravox no fue nada antes de la llegada de Midge Ure y volvió a la nada después de su salida. El escocés retornó al grupo para grabar ‘Brilliant’ (2012), el epitafio de la banda.

Canciones para escuchar a oscuras - Por Anje Ribera

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