Simon & Garfunkel – The boxer (El boxeador) | Música callada - Blog elcorreo.com >

Blogs

Anje Ribera

Música callada

Simon & Garfunkel – The boxer (El boxeador)

Las letras surgidas del almacén creativo de un poeta como Paul Simon constituyen obras de arte literario que luego toman forma de canción. ‘The boxer’ puede ser, quizás, el ejemplo más evidente de ello. La mitad de Simon & Garfunkel hizo, además, un ejercicio de predicción con este tema. Como excelente visionario, ya adelantó que la precariedad laboral y la soledad son los mayores males del ser humano en la sociedad urbana, donde el hecho de estar rodeado de gente no impide convertirse en invisible y malvivir sin que las miles de personas que transitan por tu lado se percaten de ello. Es la realidad de los hombres y las mujeres actuales.

Aunque la composición data de 1969, la incomunicación humana que narra ‘The boxer’, y que también podemos encontrar de forma habitual en casi todas las creaciones del dúo estadounidense, está cargada de actualidad. Al igual que aquel púgil derrotado en el cuadrilátero y aplastado por la vida que caminaba solitario por las calles sumido en su soledad y superado por el terror, ¿cuántos hoy en día sufren este síndrome de la modernidad?

Idéntica sensación, seguro, experimentan muchas personas que, en estos tiempos de crisis económica y social, transitan infectadas por la terrible enfermedad del paro. Me refiero a esos que se ven obligados a trasnochar en cajeros automáticos o en bancos de parques. A esa gente que hasta hace muy poco eran trabajadores como nosotros. Un golpe de mala suerte les colocó en el filo de una navaja que está a punto de degollarles.

‘The boxer’ retrató con crueldad a los millones de víctimas inocentes del sistema deshumanizado que preconizan nuestros gobernantes y que el resto estamos obligados a aceptar. Pero, no nos equivoquemos, la culpa es siempre nuestra. Tenemos lo que nos merecemos, porque somos una mayoría silenciosa que acepta cualquier cosa con el argumento de que nada se puede hacer ante los poderosos. Así siempre estaremos condenados.

Es hora de combatir a los que piensan por nosotros, a los que pretenden convencernos de que la sociedad es fruto de la evolución, que es natural que todo se compre y se venda, que es natural que haya ricos y pobres, que es natural que la dignidad no esté al alcance de todos… Y, sobre todo, que un modelo justo y humano constituye sólo una utopía.

Pero volvamos a ‘The boxer’. Narra el devenir en Nueva York de un joven que abandona su mundo rural con la esperanza de triunfar entre las doce cuerdas. No ocurrió y pronto se vio sumido en el hoyo de la pobreza y el desamparo. Pero todo era una simple metáfora, porque en realidad la balada es autobiográfica. Simon, que dijo haberse inspirado en la Biblia, esconde sus propias experiencias en la figura de un púgil que se pelea con el mundo, recibiendo y dando golpes para sobrevivir.

No deja de ser una dura crítica social, dotada de una carga emocional digna que elevó el nivel de los temas que, por aquellos tiempos, pululaban entre las creaciones de la llamada canción protesta. En el fondo, el objetivo era, según confesó años más tarde el autor, reflexionar sobre la maldad que anida detrás de críticas absurdas.

Hay que recordar que la prensa especializada fue muy cruel con los trabajos que antecedieron a esta canción. En ella se analiza el peso de la fama y la influencia, casi siempre negativa, que tiene sobre algunas personas. Pero, finalmente, como moraleja, Simon nos recuerda que lo importante siempre es no tirar la toalla y enfrentarse a los problemas.

«En esos días todo el mundo nos golpeaba y con esta canción les decía que si seguían con sus críticas ibamos a desaparecer, ya que en un principio todo eran alabanzas, pero de pronto arremetieron contra nuestro arte. Nos llevó casi tres años que las personas nos dejaran de mirar como criaturas extrañas e incluso algunos pensaron que procedíamos de Inglaterra, pero éramos de Queens, de Nueva York, a pesar de que no hacíamos rock and roll», declaró a la revista ‘Playboy’ en 1984.

Aunque ‘The boxer’ no llegó a los puestos más altos de las listas de éxitos de la época en la que salió al mercado –de hecho no pasó del séptimo lugar–, hoy es uno de los temas más recordados del dúo norteamericano. ¿Quién no recuerda o quién no ha coreado alguna vez el ‘lie a lie’ de su estribillo? Fruto, según el propio Simon, de una falta de inspiración momentánea. Sin embargo, la imaginación del público convirtió aquella onomatopeya en la palabra inglesa que designa la mentira.

¿Quién, asimismo, no ha gozado con sus arreglos –dicen que se emplearon más de cien horas de grabación en Nashville, la iglesia St. Paul en Nueva York y los estudios del sello Columbia–, con sus excelentes solos instrumentales, con una percusión inimitable o con la utilización del theremin, al parecer uno de los primeros instrumentos electrónicos?

La música transita sobre la autopista que trazan una guitarra acústica fenomenal, una llamativa intervención del bajo y la percusión que Hal Blaine logró extraer de su batería. También fue él quien utilizó una cadena y la azotó contra una pared para incorporar un sonido hasta entonces impensable en una canción. Hoy ese efecto se puede obtener gracias a la electrónica y a la informática, pero entonces fue todo un invento.

Como curiosidad cabe destacar que en el famoso concierto de Central Park, que escenificó la reunión del dúo en 1982, tras un largo período de separación, Garfunkel alteró el tercer verso de ‘The boxer’ e interpretó una estrofa que no aparecía en la versión original.

Soy un pobre diablo
y de mí nada sabréis
malgasté todas mis fuerzas
en montones de promesas que eran burlas
ni una verdad pero un hombre
sólo escucha lo que quiere escuchar
na na na…

Y dejé familia y casa
era apenas un chaval
para mi todo era extraño
en la paz de una estación
perdido y asustado
respirar, frecuentar los barrios bajos
su miseria y suciedad
entre vagabundos prefería estar
Lai la lai…

Voy buscando algún trabajo
pido paga sindical
pero no hay ofertas
sólo una proposición de prostitutas
he de admitir que hubo veces
solo y triste que encontré
consuelo allí
na na na…

Lai la lai…
Preparando el nuevo invierno
pienso en casa y en volver
vuelta atrás
donde el viento de ciudad
no me desangre más
vuelta a casa otra vez

En el ring un boxeador
un luchador de profesión
lleva huellas en la cara
del guante que le pegó
y que le cortó hasta que gritara
de vergüenza y de rabia

Yo me marcho
yo me marcho
pega duro y no se va
lai la lai…
lai la lai…

VERSIONES

El trío madrileño LAREDO firmó en 1978 una revisión en castellano más que apreciable. La adaptación de la letra la realizó Miguel Bosé. Es la que ofrecemos más arriba.

http://youtu.be/dwAgNomGaqw

Los geniales MARTES Y 13 realizaron una parodia a principios de la década de los noventa. Supieron explotar de forma magistral el famoso golpe reverberado de la mencionada cadena durante el estribillo.

Casi todos los grandes han interpretado alguna vez ‘The boxer’. La mayoría también ha grabado el tema, como, por ejemplo, NEIL DIAMOND.

JOAN BAEZ convirtió el tema de Simon en un elemento habitual de sus conciertos.

En una época más moderna destaca la interpretación de ALLISON KRAUUS, JERRY DOUGLAS y SHAWN COLVIN con motivo de la entrega a Paul Simon del Premio Gershwin en 2007. Sencillamente deliciosa.

Tampoco han resistido la tentación de incorporar ‘The boxer’ a su repertorio artistas como Emmylou Harris, Tommy Fleming, Bob Dylan, Mumford & Sons, The Samples, Paula Fernandes, Hell or Highwater, Chet Atkins o Bruce Hornsby, entre otros muchos.

SIMON AND GARFUNKEL conforman, tal vez, el dúo más famoso de la historia de la música moderna, una referencia para generaciones posteriores. Canciones como la analizada, ‘The sounds of silence’, ‘Bridge over troubled water’ o ‘Mrs. Robinson’ forman parte del acerbo cultural de todos nosotros.

La combinación de dos gargantas tan distintas y unos arreglos vocales fantásticos rozaron la perfección en melodías perfectamente engarzadas por los estadounidenses. Además, la mezcla de los textos comprometidos de Simon y la dulzura interpretativa de Garfunkel les convirtieron en inimitables.

Sus primeros pasos a finales de los cincuenta los dieron durante sus estudios escolares, influenciados por Pete Seeger y Bob Dylan. Bajo el nombre de Tom and Jerry grabaron su primer tema, ‘Hey schoolgirl’, sin mayor repercusión. Pero en 1963 la multinacional Columbia se percató de su talento y les editó un primer álbum. Tampoco lograron el éxito y se separaron temporalmente.

Pero dos años más tarde, sin informar a los autores, la discográfica realizó una mezcla diferente de ‘The sounds of silence’, incluido en ese primer LP. El single llegó al número uno y la pareja volvió a juntarse unida por el éxito. Ya nada detuvo al dúo, sobre todo desde que la película ‘El graduado’, del recientemente fallecido Mike Nichols, hizo famosa la canción ‘Mrs. Robinson’. Fueron los años dorados Simon & Garfunkel.

Pero sus distintos pareceres musicales, evidenciados sobre todo en las grabaciones, deterioraron las relaciones, con desacuerdos constantes. La separación llegó en 1971, aunque posteriormente volvieron a actuar juntos en el concierto de Central Park de 1982, que les llevó a emprender una gira al año siguiente. Antes se habían dado también algunos esporádicos reencuentros. Por ejemplo, en 1975 se reunieron para un programa de televisión.

Volvieron a chocar en 1983 y ambos artistas iniciaron un larga carrera en solitario. Una década después, actuaron en la gala de los premios Grammy y, en septiembre de 2003, anunciaron la puesta en marcha de Old Friends, una gira de conciertos por treinta y tres escenarios estadounidenses.

Canciones para escuchar a oscuras - Por Anje Ribera

Sobre el autor

ENTRADAS

noviembre 2014
LunMarMieJueVieSabDom
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930

noviembre 2014
LunMarMieJueVieSabDom
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930