Sólo la mítica frase que incluye su letra y que ya forma parte del acerbo del lenguaje popular justifica la existencia de ‘El jardín prohibido’, canción que nos ha acompañado desde que Sandro Giacobbe la publicó en 1975. ¿Quién no ha oído o hasta pronunciado alguna vez aquello de ‘Lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo’? Esta expresión, ya casi lapidaria, se ha convertido en mítica, al margen del magnífico tema que popularizó en medio mundo el intérprete italiano. Queda para la historia.
‘Il giardino proibito’ obtuvo un éxito arrollador tanto en la península transalpina como en el mundo latino, ya que de inmediato se realizó una versión en castellano. Aprovechando el auge que por aquella época protagonizó la música romántica azzurra, Giacobbe dio en el clavo con una composición creada junto a los letristas Daniele Pace y Oscar Avogadro. Pocos que vivieron aquellos tiempos la habrán olvidado. De hecho, la obra fue interpretada en más de diez idiomas y machacada por todas las emisoras de radio.
La presencia de ‘El jardín prohibido’ era obligada en los tocadiscos que giraban a 45 revoluciones por minuto y se convirtió en banda sonora de aquellas fiestas que se extendieron por toda España recién muerto Franco. Bombillas envueltas en celofán rojo, extrañas combinaciones entre alcohol y zumos o batidos, mucha patata frita, otros tantos deseos ocultos, risas nerviosas y maniobras de acercamiento hacia las chicas formaban parte de un paisaje hasta entonces casi inédito por estos lares. Sonaba Sandro Giacobbe y los más valientes lanzaban la pregunta clave: ¿Quieres bailar…? Luego comenzaban a soñar.
Su letra es todo un manual de excusas para justificar una infidelidad con la mejor amiga de su pareja. A lo largo de poco más de cuatro minutos se extiende todo un pliego de descargos con un toque machista. La culpa era de la otra, autora de la tentación. El hombre es también una víctima, como Adán. Las referencias bíblicas tampoco faltan. Se habla del fruto prohibido y el objetivo, como en cualquier religión, siempre es la búsqueda del perdón. Sandro Giacobbe, que combinaba belleza masculina, una voz rasgada y una forma de cantar romántica, seguro que logró muchas indulgencias.
Esta tarde vengo triste y tengo que decirte,
que tu mejor amiga ha estado entre mis brazos
Sus ojos me llamaban pidiendo mis caricias,
su cuerpo me rogaba que le diera vida
Comí del fruto prohibido dejando el vestido
colgado de nuestra inconsciencia.
Mi cuerpo fue gozo durante un minuto,
mi mente lloraba tu ausencia
No lo volveré a hacer mas,
no lo volveré a hacer mas
Pues mi alma volaba a tu lado y mis ojos
decían cansados que eras tú, que eras tú
que siempre serás tú
Lo siento mucho, la vida es así
no la he inventado yo
El placer me ha mirado a los ojos
y cogido por mano,
yo me he dejado llevar por mi cuerpo
y me he comportado como un ser humano,
lo siento mucho, la vida es así,
no la he inventado yo
Sus besos no me permitieron repetir tu nombre,
y el suyo sí por eso cuando la abrazaba me acorde de ti
Comí del fruto prohibido dejando el vestido
colgado de nuestra inconsciencia
Mi cuerpo fue gozo durante un minuto,
mi mente lloraba tu ausencia
No lo volveré a hacer mas,
no lo volveré a hacer mas
Pues mi alma volaba a tu lado y mis ojos
decían cansados que eres tú, que eres tú
que siempre serás tú
Lo siento mucho, la vida es así
no la he inventado yo
Si el placer me ha mirado a los ojos
y cogido por mano,
yo me he dejado llevar por mi cuerpo
y me he comportado como un ser humano,
lo siento mucho, la vida es así,
no la he inventado yo
VERSIONES
Como hemos dicho, este tema se grabó también EN ESPAÑOL, con un éxito enorme.
SERGIO DALMA, convertido ya en un crooner, ha sabido adaptar a su voz la canción de Giacobbe.
El merenguero dominicano ALEX BUENO realizó un remake con estilo salsa.
El flamenco también bebió de ‘Il giardino proibito’ gracias a la voz de JUNCO.
El joven talento ABRAHAM MATEO consiguió rentabilizar asimismo las virtudes de este tema.
El genovés SANDRO GIACOBBE (1951) se convirtió en uno de los principales embajadores de la canción romántica italiana de la década de los setenta. Logró encaramarse al éxito con ‘Signora mia’, allá por 1974 y con veintipocos años, y no descendió ningún escalón hasta la llegada de la música disco del sonido Milán, ya en los ochenta. ‘Il Giardino proibito’ (1975) fue, quizás, el principal pilar sobre el que se sustentó –y se sustenta– su carrera. Gracias al tema que analizamos hoy traspasó las fronteras italianas, primero hasta España y luego hacia todos los países de Sudamérica.
Sus padres, de clase trabajadora, no entendieron porqué dejó los estudios para dedicarse a la música en el seno del grupo ‘Giacobbe & le allucinazioni’. Sin embargo, el tiempo le dio la razón y pronto llamó la atención de la multinacional discográfica CBS –CGD, en el país de la bota–. Fue el comienzo de una carrera de grandes éxitos. A los anteriormente mencionados siguieron hits como ‘Mi va che ci sei’, ‘Notte senza di te’, ‘Sarà la nostalgia’, ‘Primavera’ o ‘Portami a ballare’.
Con la llegada de los noventa su estrella decayó y dedicó su devenir a festivales, como el de San Remo o el Viña del Mar, en Chile, y a galas de televisión. En ello sigue.