¡Qué efímera fue su dicha! En 1982, cuando público y crítica le adoraban por el tema ‘Sexual healing’, no supo digerir el éxito y volvió a las andadas. Sucumbió de nuevo. Parecía que atravesaba su mejor momento artístico, pero no era cierto.
Se vio obligado a refugiarse en casa de su familia. Y allí encontró la muerte, poco más de un año después, concretamente el 1 de abril de 1984, un día antes de cumplir 45 años. Fue asesinado por su padre, que en su demencia de excéntrico ministro de una secta que combinaba el judaísmo ortodoxo con el fundamentalismo cristiano, le veía como un demonio. Lo mató de dos tiros después de una discusión. Cuatro meses antes él mismo había regalado el arma a su progenitor, que nunca aprobó el estilo de vida de su hijo.
Hablamos de Marvin Gaye, el genio de Washington DC, que la cocaína y al alcohol nos arrebató a los melómanos cuando su creatividad estaba de nuevo en la cima del mundo de la música pop tras cinco años de transitar errático.
Pero antes de dejarnos, el norteamericano supo plasmar en su obra más popular, en su tema franquicia, la elegancia de unos arreglos pausados, bondadosos, característicos de su devenir artístico hasta lograr un sonido que supo envolver a millones de personas en un ambiente sensual que ha hecho que ‘Sexual healing’ haya sido considerada como la número uno de las canciones para escuchar mientras se practica sexo. Su ritmo cadencioso, la mezcla de soul, funk, reggae, boogie… y un toque gospel, le da un aura única.
Desde que salió al mercado hace treinta y dos años ‘Sexual healing’, compuesta en Bélgica, ha sido la banda sonora de numerosas cenas para dos, de otros tantos bailes agarrados y de, como mínimo, otras tantas escenas de cama, tantos momentos íntimos, placeres carnales, disfrutes nocturnos, incrementos de la libido… Se ha encargado de poner el tono en el seno de las parejas durante tres décadas, según un estudio titulado ‘La ciencia detrás de una canción’. Todo es explícito. Hasta los susurros de Harvey Fuqua, amigo y mentor de Marvin Gaye.
Es el mejor ejemplo para apoyar la teoría del psicólogo musical Daniel Müllensiefen, que consideró que «la música es capaz de activar las mismas zonas de placer del cerebro que la comida o el sexo».
Dentro de su clasicismo, la obra culmen de Gaye fue revolucionaria. Los expertos musicólogos la ‘culpan’ de partir en dos la historia de las baladas. Desde ‘Sexual healing’, uno de los grandes éxitos de todos los tiempos, la temperatura media de las composiciones subió, sin olvidar nunca la música negra, el soul, el pop y el blues. También cambiaron los videoclips después del que ilustró esta obra, de estética inspirada en las películas para mayores.
‘Sexual healing’ llegó a la mente de Marvin Gaye en abril de 1982, cuando su biógrafo, David Ritz, descubrió en la habitación del artista gran cantidad de revistas pornográficas y de cómics de temática sadomasoquista. «Tal vez necesites terapia sexual», le comentó. A Gaye le gustó cómo sonaba aquella frase y pidió a Ritz que escribiera un poema sobre el tema.
La letra encajó en las reflexiones filosóficas y las necesidades personales y emocionales del cantante, que plasmó la idea con ritmo reggae. La siguiente estación fue el lugar más alto de las listas de éxitos y la consecución de un premio ‘grammy’, el único que logró en su carrera.
En ello colaboró el promotor belga Freddy Cousaert, que supo convencerle para recomenzar su carrera. Materializó el milagro de recuperarle cuando ya parecía alejado del mundo y vivía como un hippy en Hawaii. Gaye resurgió de sus cenizas artísticas al instalarse en Ostende y fichar por Columbia, multinacional con la que convirtió ‘Sexual healing’ en vinilo.
Pero el éxito no fue ajeno a la polémica porque Ritz acabó demandando a Gaye por no incluirle en los créditos del tema. Durante el proceso se barajaron varias teorías. Hay quien sostuvo que el cantante quería conocer el barrio rojo de Ámsterdam y el biógrafo le respondió que necesitaba una terapia sexual.
Por contra, el hermano del artista, Frankie Gaye, dijo que la conversación versó sobre otro tema. «No sólo eres sexy, tu música es una terapia», dice que le dijo Ritz. Además, el teclista Odell Brown, coautor de la melodía, nunca consideró que el escritor hubiera tenido algo que ver con la canción: «Jamás conocí a ese tío. Lo único que me dijeron es que estaba haciendo una entrevista para ‘Rolling Stone’». Pero los jueces dieron la razón al periodista, que finalmente consiguió que su nombre apareciera en los créditos.
Termómetro para medir la transcendencia de Marvin Gaye y ‘Sexual healing’ puede ser el hecho de que dio lugar a un ‘biopic’ protagonizado por el actor Jesse L. Martin, que finalmente reemplazó a Lenny Kravitz como protagonista, al ser vetado éste por la familia del hombre que inspiró su guión.
Oh, nena, vamos a ir al grano esta noche
necesito amor y, nena, no puedo aguantar mucho más tiempo
se va haciendo cada vez más y más fuerte
Y cuando tengo este sentimiento
necesito una terapia sexual
la terapia sexual, oh, nena
me hace sentir muy bien
Me ayuda a aliviar mi cabeza
la terapia sexual, nena, es buena para mí
la terapia sexual es algo que es bueno para mí
En cuanto las lágrimas de tristeza caen
y mi estabilidad emocional me abandona
hay algo que puedo hacer
puedo coger el teléfono y llamarte, nena
Y cariño, ya sé que estarás ahí para aliviarme
el amor que me des me liberará
si no sabes qué es lo que estás tratando
Ohh, puedo decirte, cariño, que es una terapia sexual
Levántate, levántate, levántate, levántate
vamos a hacer el amor esta noche
despierta, despierta, despierta, despierta
porque lo haces muy bien
Nena, me encuentro mal esta mañana
un mar tormentoso dentro de mí
nena, creo que estoy zozobrando
las olas están creciendo más y más
Y cuando me siento así
busco una terapia sexual
la terapia sexual es buena para mí
me hace sentir muy bien, va tan deprisa
me ayuda a aliviar mi cabeza, y es bueno para nosotros
La terapia sexual, nena, es buena para mí
la terapia sexual es algo bueno par mí
Y es buena para mí, y es muy buena para mí, nena, ooh
Venga, toma el control, agárrate
a mi cuerpo y mente, pronto lo estaremos haciendo, cariño
me estaré sintiendo bien, así me estás curando
de la manera en que me emocionas, mantenme cerca de ti
para que me llenes sexualmente
Eres mi medicina, abre y déjame entrar
cariño, eres tan buena, no puedo esperar a que te pongas en marcha
no puedo esperar a que te pongas en marcha, nena
no puedo esperar a que te pongas en marcha
Y nena, cuando te quedes dormida por la noche
me quedaré despierto y leeré
y nena, nena, nena, no puede estar más que tenso
por las necesidades de mi pasión
Y cuando siento esto
necesito una terapia sexual
cuando siento esto
necesito una terapia sexual
Nena, no puedo esperar mucho más tiempo
se va volviendo más y más fuerte
Y cuando siento esto
necesito una terapia sexual
Ohh, cuando siento esto
necesito una terapia sexual
Tengo que conseguir una terapia sexual, amor
porque estoy solo
y necesito una terapia sexual, amor
hasta que vuelvas a casa
Por favor, no lo dejes para más tarde
no es bueno masturbarse
VERSIONES
La revisión que protagonizó BEN HARPER en 2001 tiene un estilo propio. Incluyó el tema en su décimo álbum.
MICHAEL BOLTON supo valorar el impulso que esta obra daría a sus interpretaciones. Lo hizo en 2009.
GEORGE MICHAEL, asimismo, la incorporó a su repertorio en 1988.
http://youtu.be/P1G8NXR96sQ
Fue muy conocida la visión que ofreció SARAH CONNOR de esta canción en 2007.
Entre los incontables artistas que han cantado ‘Sexual healing’ cabe recordar a Ne-Yo, Big Daddy Kane, Fat Joe, Bone Thugs N´Harmony, Clam, Kate Bush, Darren Hayes, Anita Lane, Soul Asylum, Fourplay, Slaves On Dope, Craig T. Cooper, Morgan Evans, The Hot 8 Brass Band, Hot Chip, Joan Caramba…
‘Sexual healing’ también ha formado parte de las bandas sonoras de películas como ‘I spy’, de Owen Wilson y Eddy Murphy; y en series como ‘South Park’. Pero es muy conocida la interpretación de Herbert Viola a Agnes DiPesto en la mítica ‘Luz de luna’.
MARVIN GAYE, llamado el Sinatra negro, forma parte del Olimpo de la música soul, como Stevie Wonder, James Brown, Little Richard, Aretha Franklin, Otis Redding o Sam Cooke. Su historia, sus éxitos, sus problemas y su trágico final le convirtieron en un mito que en los escasos 45 años de vida nos dejó creaciones inolvidables.
Compositor de alta calidad, su carrera comenzó de forma modesta en la familia Motown y acabó siendo una estrella fuera de la firma que reunía a los mejores cantantes afroamericanos. Supo rentabilizar su alta calidad vocal para superar la barrera de los prejuicios raciales y ganarse el respeto de todo el mercado, también el blanco.
Sin embargo, su vida privada le traicionó y le sumió en la ruina personal. Sexo, alcohol y drogas pudieron con él. Quizás en ello pudo influir su niñez tortuosa, donde fue criado por un padre que era ministro de una secta cristiana tan austera y fanática que incluso condenaba a las celebraciones religiosas, pero que luego no dudaba en vestirse de mujer a escondidas. Su terapia se basaba en una paliza diaria.
Pero nada impidió que nos haya regalado joyas musicales como ‘Stubborn kind of fellow’, ‘I heard it through the grapevine’, What’s going on’, ‘Too busy thinking about my baby’, ‘Mercy mercy me’, ‘Let’s get it on’, ‘Got to give it up. Pt. 1’ o la analizada ‘Sexual healing’.