Decía Miguel de Cervantes que no hay que apresurarse tanto en la carrera, porque existe el riesgo de que en la mitad de ella falte el aliento. Es lo que le ocurrió a Gazebo. Tras emerger como un volcán en 1982 como uno de los grandes baluartes del llamado Italo Disco o Italo Dance –también conocido como Spaghetti Disco–, ahora son pocos los que se acuerdan de este intérprete.
Sin embargo, a comienzos de los ochenta, enmarcado en un grupo de intérpretes y compositores de música de baile que desde la península de la bota se adueñaron de las pistas de baile europeas, gozó de una éxito inmenso y sus canciones impregnaron la memoria musical de los que por aquella época consumíamos radio en grandes dosis.
Se dio a conocer con ‘Masterpiece’, pero fue ‘I like Chopin’ la pieza que logró erigirse como un hit en todo nuestro continente, hasta el punto de que el single vendió más de diez millones de copias y alcanzó el número uno en quince países –también en España, donde permaneció veintitrés semanas en las listas de ventas– durante 1983 y 1984, incluidos algunos asiáticos como Corea, Japón, China o Singapur.
La composición y producción de su amigo Pier Luigi Giombini se basó en el uso de una combinación con arreglos electrónicos y varios fragmentos de piano de corte moderno, pero inspirados en la figura del genial compositor polaco que da título al tema. Algunos llaman a este estilo musical synthpop. ‘I like Chopin’ gozaba de un sonido profundo, seco y ampuloso al mismo tiempo.
La cadencia del ritmo transformaba la canción en pegadiza, con un sonido que te atrapaba en una corriente de modernidad basada en teclados, cajas de ritmos y programaciones ensoñadoras. Inicialmente fue denostada por su comercialidad, pero el paso del tiempo le ha otorgado su verdadero valor y hoy, treinta años después, puede ser considerada un referente en la música electrónica y sintética.
Los siguientes trabajos de Gazebo no sintonizaron con el público y la fortuna le abandonó. Por ello, este italiano nacido en Líbano puede ser considerado un artista ‘one hit wonder’, o sea, que se hizo famoso con un tema y que ese éxito no volvió a repetirse. No obstante, a fuerza de ser justos, es obligado decir que en su carrera, aún vigente, cuenta con más de una docena de discos de larga duración, aunque prácticamente siempre circunscritos al ámbito de su país.
Recuerdo ese piano
tan encantador, inusual
esa sensación clásica
confusión sentimental
Usado para decir ‘me gusta Chopin’
ámame ahora y siempre
Los días de lluvia nunca dicen
adiós cuando estamos juntos
los días de lluvia crecen en tus ojos
Dime dónde está mi camino
imagino tu rostro en un reflejo de sol
una visión de cielos azules
las distracciones de siempre
VERSIONES
TANTO PROJECT, grupo formado desde 2004 por los israelíes Erez Keynan y Gil Fux, actualizó ‘I like Chopin’ en 2010.
El conjunto mexicano KAIRO ‘tradujo’ el tema al castellano con el título ‘Cuestión de piel’. Ocurrió en 1994.
‘I like Chopin’ tuvo mucha repercusión en el mercado japonés y años después varias bandas y cantantes del país del Sol Naciente la interpretaron en su propio idioma. Por ejemplo, SAKURAI ATSUSHI le dotó de una nueva personalidad, acompañado de MATSUTOUYA YUMI, más conocida como YUMING.
El intérprete chino ALAN TAM WING LUN nos la ofreció en cantonés en 1984. La llamó ‘Ngo Ngoi Jeuk Ban’.
‘I like Chopin’ fue un tema al que muchas cadenas de radio y de televisión recurrieron como cortina musical o sintonía de sus programas. En el cine aparece en la película de corte familiar ‘Cj7’, producida en Hong Kong en 2008 bajo la dirección de Stephen Chow.
GAZEBO es el nombre artístico de Paul Mazzolini, italiano nacido en 1960 en Beirut, donde su padre, diplomático, estaba destinado. Su madre es una cantante estadounidense y de ella surgió su inclinación hacia la música, aprendiendo a tocar la guitarra a los 10 años. Dice que para impresionar a una chica alemana de su clase.
Sus primeros pasos los dio con estilos tan variados como el jazz, el rock y el punk, pero en los ochenta se pasó al eurodance. Gracias a la repercusión del referido ‘I like Chopin’, en 1983 se hizo con un hueco en el panorama musical de su país y de todo Europa enfundado en una estética elegante a imagen de Brian Ferry.
Luego llegaron otras obras como ‘Love in your eyes’, ‘Gimmick!’, ‘Lunatic’, ‘Remember that piano’, ‘Telephone mama’, ‘For Anita’, ‘So delightful unusual’, ‘That classic sensation’, ‘Sentimental confusion’… que jamás ascendieron hasta el nivel de su hit mundial. Sin embargo, su discografía ha sido constante hasta la actualidad con un mayor protagonismo de la electrónica. Sigue más o menos en activo, pero los momentos en que llenaba pistas de baile quedaron muy atrás.
Uno de sus últimos trabajos contiene una nueva versión de la famosa ‘Dolce vita’, que escribió para Ryan Paris en 1983.