El quinteto británico The Moody Blues acertó en 1967, el año de la paz, el amor, los hippies, San Francisco… Dio en la diana con puntería absoluta al publicar el tema que ha sustentado toda su carrera. ‘Nights of white satin’ supo acercar la psicodelia, el rock sinfónico y la grandiosidad de los temas que se estilaban por entonces a un público sediento de romanticismo y deseoso de degustar un erotismo con clase.
The Moody Blues fusionó en más de siete minutos de la versión original rock, música clásica, sonidos tradicionales europeos y unos primeros pasos de la era electrónica con sus raíces de rythm and blues para ofrecernos unas noches envueltas en blanco satén que han hecho soñar a muchos a lo largo de las últimas cinco décadas. Supuso un revulsivo para un genero conceptual emergente que era difícil de extender, al tiempo que extendió el uso del mellotron –un teclado que podía simular el sonido de instrumentos de cuerda– y el traslado del peso de la melodía hacia el universo de los teclados.
Su éxito radicó en el hecho de que supo convertir aquel estilo que compartía con otros grupos en un canción accesible para el gran público y que el paso del tiempo ha demostrado inolvidable. Su impecable confección, con el grado de dulzura edulcorante muy medida y con arreglos increíbles, permitió incluso que en 1972, cinco años después de salir al mercado, volvió a ser reeditado el single con motivo del la mayor efervescencia del pop sinfónico con igual o mayor repercusión.
Basta con cerrar los ojos para transportarnos a esa noche del pasado que nos describía la banda inglesa, con la magia de sonar como algo enorme. Pero no son los instrumentos los que llegan a una potencia increíble, sino que es toda la música en sí. «Noches de blanco satén que nunca terminan, carta escritas que nunca llegan, ojos bellísimos que se van muy lejos, sentimientos que se olvidan, traiciones que se perdonan…»
Dentro de la estructura del álbum ‘Days of future passed’, empeñada en describir con la ayuda de la London Festival Orchestra el acontecer rutinario en un día cualquiera y en lo que inicialmente debía ser una nuestra versión de la ‘Sinfonía del nuevo mundo’ de Dvorak encargada por la discográfica Decca rentabilizar los nuevos aparatos estéreo de los nuevos estudios, ‘Nights in white satin’, escrita por Justin Hayward, nos traslada, lógicamente, a la noche con un armazón semejante a las bandas sonoras, donde la música y la narrativa tienen una descripción casi cinematográfica.
‘Night in white satin’ es la obra suprema de The Moody Blues, por la que son y serán recordados por varias generaciones y por la que también les descubrirán quienes aún no han llegado a este mundo. Sin duda, uno de los temas más pinchados, radiados, cantados y versionados de la historia.
Pero su irrupción no fue fácil, ya que su larga duración inicialmente la descalificaba para las radios y para los singles que dominaban en aquella época. Pero, contra todas las reglas de la música pop, triunfó. Hasta en Estados Unidos, más receptivos a obras sencillas. Para ellos inicialmente era muy larga y lenta. La versión original tenía una duración de 7.38 minutos. Posteriormente se lanzó la que ofrecemos hoy, que se dejó en 4.26 minutos.
Dicen que gran parte de culpa del triunfo al otro lado del Pacífico la tuvo un DJ de Seattle, que durante su turno quiso salir a fumar fuera de la cabina y puso el disco de más duración que tenía. Entusiasmo a sus oyentes.
En Europa lo tuvieron más fácil e incluso el cantautor francés Leo Ferré hizo referencia a ‘Noches de blanco satén’ en la letra de su canción ‘C’est extra’, de 1969. «Una chica que baila un tema inglés es extra. Un Moody Blues que canta de noche como un satén de blanca desposada es extra», decía.
Los propios ‘moodies’ inicialmente no fueron conscientes de lo que habían generado. En un entrevista de muchos años atrás su bajo John Lodge dijo que la primera vez que se dieron cuenta fue al escuchar un grabación realizada en la BBC antes de sacar el disco. «Estábamos tan entusiasmados…», dijo.
Noches de blanco satén, que nunca se acaban
cartas que he escrito, nunca con intención de enviar
belleza que debería haber añorado, con esos ojos, antes
simplemente qué es la verdad, ya no lo puedo decir
porque te quiero, sí, te quiero, oh, cómo te quiero
Observando a la gente, algunos de la mano
por lo que estoy pasando, ellos no lo entienden
algunos intentan contarme reflexiones que no pueden defender
exactamente lo que quieres ser, es lo que serás al final
y te quiero, sí, te quiero
oh, cómo te quiero, oh, cómo te quiero
Noches de blanco satén, que nunca se acaban
cartas que he escrito, nunca con intención de enviar
belleza que debería haber añorado, con esos ojos, antes
simplemente qué es la verdad, ya no lo puedo decir
porque te quiero, sí, te quiero, oh, cómo te quiero
Respiración profunda
la melancolía creciente
ver las luces apagarse
en cada habitación
gente que vive en hostales
mira hacia atrás y lamentan
otro día inútil
energía gastada
Amantes desapasionados
luchan unidos
el hombre solitario llora por amor
y no tiene ninguno
nueva madre levanta
y da de mamar a su hijo
los ciudadanos mayores
desearían ser jóvenes
Orbe de corazones fríos
que gobierna la noche
borra los colores
de nuestra vista
rojo es gris y
amarillo, blanco
pero nosotros decidimos
cuál es el correcto
Y cuál es una ilusión
VERSIONES
Las revisiones realizadas a lo largo de su historia de ‘Nights in white satin’ son incontables. Destacamos, por ejemplo, la firmada por ERIC BURDON AND WAR en 1970.
IL DIVO la retituló ‘Notte di luce’.
NANCY SINATRA incluyó la canción en un álbum de 1995.
En castellano tuvo cierta repercusión la ‘traducción de LORENZO SANTAMARÍA.
http://youtu.be/6fINLSyoSkQ
RAFA BLAS, ganador del concurso ‘La Voz’ incluyó en su primer disco la versión en castellano del clásico de The Moody Blues.
Entre otros muchos también interpretaron el tema Franck Pourcel, Nomadi, Dalida, Deodato, Giorgio Moroder, The Dickies, Marie Laforêt, The Shadows, Jacky Cheung, James Last and Orchestra, David Lanz, Alain Bashung, Sandra, Jennifer Rush, Mario Frangoulis, God is an Astronaut, Declan, Glenn Hughes, Tina Arenam Midnight Movies, Collide, Bettye LaVette, Los Memphis, Los Faros, Alfonso Pahino…
La banda THE MOODY BLUES estuvo integrada en su formato más clásico por Justin Hayward (guitarra), John Lodge (bajo), Michael Pinder (teclados), Denny Laine (voz), Ray Thomas (flauta) y Graeme Edge (bateria). Una composición que tenía la anormal costumbre de que todos componían y de que todos cantaban sus obras particulares.
Arrancaron su caminar en Birmingham durante 1964 basados en un rythm & blues típico de la época, pero con la incorporación de Lodge y Hayward se convirtieron en devotos de un rock ambicioso que tuvo su máxima expresión en su segundo álbum ‘Days of future passed’, considerado el primero conceptual de la historia del rock y creado junto a la London Festival Orchestra.
El éxito les permitió lanzar nuevas obras, con menor repercusión pero bien acogidas, hasta que en 1974 optaron por poner fin a su aventura, aunque puntualmente se reunieron varias veces y su producción discográfica continuó hasta 2001. No obstante, la grandeza músico-vocal de los setenta nunca más volvió a aflorar.
Últimamente han sido noticia porque han protagonizado un crucero en el que tocarán para sus fans, convertidos en pasajeros.