Seguimos navegando por los iniciales años de los ochenta. ‘Menta y limón’ fue una de las primeras canciones de amor que bailó toda una generación. La voz muy filosa y personal del intérprete y compositor argentino Roque Narvaja nos la ofreció durante el período de vida que residió en España tras huir de la dictadura de Videla, concretamente en 1982.

Menta y limón’ es de esos temas que nos trae recuerdos que ya parecían borrados. Cualquiera de los que escuchábamos radio a principios de aquella década nos acordaremos de ella y la reflotaremos de nuestro limbo. Una guitarra hechizada salpica toda la composición, dotándola de un ritmo que permite desarrollar a través de él un historia de amor de un joven inmaduro que cree que todo es miel.

La realidad le pone a su sitio y su matrimonio, en principio celestial, se estrella contra la vida. Sin embargo, aunque las circunstancias hicieron imposible aquella pareja, el amor era verdadero y él ahora masca su soledad y rememora a la persona amada.

Una letra sensible que hace especial incidencia en los seres dotados de una sensibilidad capaz de captar la dulzura y el amor que se esconden en sus poco más de cuatro minutos. La combinacion gastronómica de la menta y el limón es explosiva. Garantiza un frescor inmediato, como en su día ofreció este tema, logrando vender miles de copias a ambos lados del océano Atlántico. Este verso lo demuestra todo:

Mis manos son hielo sin tu espalda
mi frente un infierno sin tu calma
mis ojos la pena y la mirada
menta y limón

No hacen falta más palabras para describir lo que el protagonista sentía.

http://youtu.be/HaI24_5Yuow

Nos miramos una vez
y supimos enseguida qué pasaba
nos hablamos una vez y salimos
a buscar la madrugada

El vino fue un complice
para toda aquella fiesta de palabras
y al cabo de un tiempo de querernos
nos casamos de mañana

No era fácil trabajar y difícil
llevar dinero a casa
yo soñaba más y más
pensando que te tranquilizaba

El fracaso fue un cristal
para ver nuestra pareja separada
y después de un tiempo de engañarnos
todo quedo en nada

Y espero despierto la mañana
fumándome el tiempo en la cama
llenando el espacio con tu cara
canela y carbón

Mis manos son hielo sin tu espalda
mi frente un infierno sin tu calma
mis ojos la pena y la mirada
menta y limón

Por las calles de mi vida
voy mezclando la verdad y la mentira
me cambio el nombre en cada esquina
y le pongo al tuyo una sonrisa

He dejado de beber y como tu fruta preferida
y escapando de mi suerte y de mí mismo
vuelvo al punto de partida

VERSIONES

En 2010 los malagueños de DANZA INVISIBLE rindieron un merecido homenaje a Narvaja con una gran adaptacion de ‘Menta y limón’.

La mexicana YURI recurrió al autor mexicano para incorporar el tema a su discografía.

El dúo chileno DOUBLE V incluyeron ‘Menta y limón’ en su disco de debut, en 2009.

También su compatriota ANDRÉS DE LEÓN optó por esta canción romántica.

El bonaerense NITO MESTRE, fundador y ex vocalista de Sui Generis, interpretó asimismo la composición de Roque Narvaja.

ROQUE NARVAJA es de esos artistas que lo apuestan todo desde el principio, de los que no escatiman esfuerzos ni en su vida ni en su obra, de los que el ímpetu inicial se convierte en su causa única. Es la característica que ha presidido su devenir desde que nació en la localidad argentina de San Esteban, cerca de Córdoba, el 10 de febrero de 1951.

El cantautor y guitarrista argentino se hizo popular por ‘Santa Lucía’, que cedió a Miguel Ríos y que es considerada una de los cien mejores temas de amor escritos en castellano. Pero su carrera había nacido ya mucho antes en su país natal, cuando a los principios de los setenta fue el líder y fundador del grupo La joven guardia, exponente de la música beat por aquellos lares.

En 1972 abrió su trayectoria como solista con canciones de protesta y letras politizadas que pronto le pusieron en el punto de mira de la dictadura militar, por lo que cinco años más tarde se vio obligado a exiliarse en España. En Madrid entró pronto en el mundo musical de la época y triunfó con temas como el mencionado ‘Menta y limón’ o ‘Yo quería ser mayor’. Corría el comienzo de los ochenta. Fue en esa década cuando nos ofreció lo mejor de sí.

Aunque al terminar el régimen de Videla todavía decidió quedarse en España, su andadura se difuminó y en 1989 se trasladó a la ciudad argentina de Junín, donde vivió hasta 1995 dejando un poco de lado la música y dedicándose a la aviación. Otra vez viajó a España, pero, con la llegada del nuevo siglo, hizo coincidir el resurgimiento de su carrera y la vuelta definitiva a su país.

Joan Manuel Serrat dijo de el que «Roque forma parte de esa gente que de la lluvia se interesa por la gotas y en los cielos busca los relámpagos. Es un representante emblemático de una música sin fronteras». Las palabras del maestro no pueden tener réplica.