Bonnie Tyler y su voz ronca cautivan a medio planeta desde mediados de los setenta del pasado siglo con canciones como ‘It’s a heartache’, ‘Holding out for a hero’ o ‘Total eclipse of the heart’. Eso es innegable, pero a mí el tema de su repertorio que más me gusta en ‘Bitterblue’, mucho menos conocida.
¿Por qué me contagió desde la primera vez que la oí? Pues debe de ser porque tal vez me recuerda a las bandas irlandesas o a los batallones escoceses cuando avanzaban bajo las balas al son de sus gaitas. ¿Quién lo sabe? Pero igual fue porque también podría ser el himno de un equipo de fútbol británico, de esos que sus seguidores cantan a coro en las gradas antes del comienzo de los partidos y tanta envidia despiertan fuera las islas.
La Rod Stewart femenina nos ofreció ‘Bitterblue’ en 1990, consiguiendo un éxito inmediato en Europa. No tanto en Estados Unidos. Quizá porque su ritmo es poco habitual en la música del otro lado del Atlántico. Fue, en mi opinión, la última joya que nos regaló. Desde entonces la respuesta del público a sus producciones ha resultado limitada.
La galesa nos habla en esta ocasión de una ruptura sentimental, de un cisma doloroso, de una escisión que le cuesta aceptar porque sabe que después el tren le llevará a ninguna parte. Nada más habrá ya que se parezca a lo que sintió. Porque ya es una mujer marcada por ese amor, que acabó con su cordura y la mantuvo fuera de realidad durante años. Es consciente de que ha llegado el final, pero qué difícil es comunicar su decisión a los ojos que todavía siguen obnubilándola.
Por ello está en una situación de bitterblue, de anomía, que incluso le incapacita para identificar los nombres de las cosas o de recordar a nadie. Está sumida en un estado de desesperación que le lleva a un aislamiento total. Qué complicado ¿verdad? Pero seguro que a muchos los síntomas os resultan familiares.
Voy a tomar el tren a ninguna parte
Este amor es un sacrificio
Mi corazón no es suficientemente grande
para su paraíso
¡Oh querido estoy loca!, después de todos estos años
No tiro mi amor
No soy una niña solitaria
Mañana es tanto tiempo
Mis sueños se están ejecutando
¡Oh querido estoy loca!, después de todos estos años
Te di todo mi amor
Mis lágrimas están llenas de recuerdos
Dame amor, dame todo
Cariño, esta noche se acaba todo
Bitterblue, Bitterblue
Romper es difícil
Bitterblue sabes que soy demasiado orgullosa para llorar
Bitterblue, Bitterblue, Bitterblue
No puedo mirarle a los ojos
para decir adiós
Voy a estar navegando en un arco iris
Si cambias de opinión
No tiro el amor
Te di el amor y el cielo, demasiado
Dame amor, dame todo
No puedo mirarle a los ojos
Y de ninguna manera decir adiós
Y de ninguna manera decir adiós
VERSIONES
La noruega MARIA MOHN nos ofrece una versión más reposada, deliciosa a mi entender.
BONNIE TYLER nació en Gales hija de una minero y de una madre amante de la ópera. Su piel siempre ha sido extremadamente blanca, sus ojos claros y su cabello rubio. Sin embargo, le hubiera gustado ver la luz por primera vez en algunos de los estados del sur estadounidense, ser negra y cantar blues en campos de algodón. Pero se tuvo que conformar con imitar a Janis Joplin, que también era de tez casi trasparente, y a Tina Turner, ésta sí algo más morena. Fueron sus referencias.
Sus inquietudes musicales las cultivo siempre que pudo permitírselo, ya que en una casa con seis hijos no había dinero para grandes dispendios formativos. Sin embargo, la fortuna le sonrió cuando tenía 17 años y todavía se llamaba Gaynor Hopkins. Se presentó a un concurso de jóvenes talentos y se hizo con el segundo puesto, llevándose un premio de una libra esterlina.
Fue el comienzo de su carrera. Primero como voz de los grupos ‘Bobby Wayne and the Dixies’ e ‘Imagination’, y luego, una vez con su nueva identidad, como cantante en solitario bajo el amparo de los productores Roonnie Scott y Steve Wolfe, que también fueron los autores de sus éxitos entre 1976 y 1981.
Para entonces ya contaba con su tradicional voz grave, fruto de un problema tras ser operada de la garganta para eliminar unos nódulos. Entonces sí que pudo emular a Tina Turner o a Kim Carnes, aunque inicialmente creyó que nunca volvería a cantar.
Pero los éxitos llegaron en cadena: ‘Lost in France’, ‘It’s a heartache’, ‘Sitting on the edge of the ocean’, ‘Married man’, ‘Total eclipse of the heart’, ‘Holding out for a hero’, ‘Here she comes’, ‘Making love of nothing at all’… Todas maravillosas.
El paso del tiempo la alejó de las listas de ventas, pero sus conciertos han seguido congregando a grandes cantidades de seguidores. Ahora, 35 años después de que diera sus primeros pasos musicales, sigue en activo. Hasta el punto de que recientemente se ha conocido que representará a Reino Unido en la 58 edición de Eurovisión, que se celebra en Suecia, con una canción titulada ‘Believe in me’. Yo creeré en ella siempre.