>

Blogs

Anje Ribera

Música callada

Louis Armstrong – What a wonderful world

Últimamente me siento optimista y eso parece reflejarse en este espacio. ‘What a wonderful world’ es un homenaje a la vida realizado a través de la voz ronca del famoso trompetista de color. Fue escrita y se publicó en 1967, en pleno desarrollo de la guerra de Vietnam, a la que la Casa Blanca sumió a un pueblo que todavía no había olvidado la Segunda Guerra Mundial y la posterior contienda de Corea.

Bob Thiele y George David Weiss, habituales compositores de temas jazz, cambiaron de registro temático para unirse en formato disco a las protestas que recorrían las principales ciudades estadounidenses contra la presencia de sus soldados en las selvas asiáticas. Pero apenas tuvo repercusión pese a que eligieron a la mítica sonrisa y a la atractiva personalidad de Armstrong para que la interpretara. El single pasó desapercibido, vendiendo inicialmente menos de un millar de copias.

Sin embargo, gracias a su inclusión en la película antibélica ‘Good morning, Vietnam’ en 1987 volvió a la actualidad para instalarse en el sitio que verdaderamente le correspondía. Desde entonces es un himno al bienestar de la persona, por lo que es constantemente elegida por otros artistas para versionarla. A mi entender destacan las ofrecidas por Natalie Cole, Plácido Domingo y José Carreras en 1995, la que realizó Celine Dion en 2004 y sobre todo la que el año pasado nos deparó Rod Stewart en un directo en Las Vegas. También fue adoptada por la BBC para acompañar a una serie del científico David Attenborough que descubre los paisajes más impactantes del mundo.

Pretendía ser un antídoto al ambiente bélico y también a la conflictividad racial. Sin duda su objetivo era pacifista. Nos habla de la importancia de valorar las cosas insignificantes, aquellas con las que tropezamos en nuestro devenir diario. El optimismo impregna cada uno de los versos, con loas a la esperanza de alcanzar un futuro mejor para los bebés que nacen cada jornada. Un tema clásico que nos hace ver que nunca todo esta perdido y que la esperanza siempre esta ahí.

Yo veo los árboles verdes, las rojas rojas también. 
Las veo florecer para mí y para ti. 
Y pienso para mi mismo, ¡Qué mundo maravilloso!.
Veo cielos azules y nubes blancas. 
El brillo de un día bendito, la oscuridad de la noche sagrada. 
Y pienso para mí mismo, ¡Qué mundo maravilloso!
Los colores del arco iris, tan lindos en el cielo. 
También están las caras de la gente que pasa. 
Veo amigos estrechando sus manos diciendo: ¿Cómo te va?. 
Realmente ellos dicen: Yo te quiero.
Escucho bebés llorar, los veo crecer. 
Ellos aprenderán mucho más de lo que yo jamás sabré. 
Y pienso para mi mismo, ¡Qué mundo maravilloso! 
Si, pienso para mi mismo, ¡Qué mundo maravilloso!

Louis Armstrong nació en Nueva Orleans con la música en la sangre. Ni siquiera el hándicap de formar parte de una familia muy humilde –llegó a vivir en un reformatorio– le impidió consolidar una carrera larga y complicada que finalmente derivó en ser considerado el mejor trompetista de jazz de la historia y uno de los solistas más prodigiosos. Su gran personalidad y su optimismo perenne le llevaron a triunfar también en el cine y a participar en la revolución que estableció los cánones del jazz moderno.

Desde los cabarets hasta los escenarios musicales más importantes del mundo pasando por los estudios discográficos. Un caminar constante, prolongado, durante el que no olvidó sus profundas convicciones políticas a favor del fin de la segregación racial y contra la guerra fría y el clima belicista que siempre ha anidado en Estados Unidos.

Canciones para escuchar a oscuras - Por Anje Ribera

Sobre el autor

ENTRADAS

febrero 2012
LunMarMieJueVieSabDom
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
272829  

febrero 2012
LunMarMieJueVieSabDom
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
272829