La chispa y la yesca.
Os cuento:
Resulta que Ossa, la legendaria marca española, reaparece en el EICMA de Milán dentro de poco; exactamente tiene convocada presentación y rueda de prensa de su TRI 280 el martes 10 de noviembre (a las 13:00 en el pabellón 6, stand G13, para el que pueda). A ver.
Inmediatamente se me ha descosido el parche de los recuerdos y se me ha saltado la imagen de una de mis motos favoritas, en el ámbito mágico de la niñez, junto a muy poquitas más: La Ossa Mick Andrews Replica.
Algunos la recordaréis y, para los demás, me siento en la obligación de hacer que la conozcáis, porque esas bandas verdes sobre blanco y ese perfil no han sido igualados en belleza.
Diseñadores de hoy, publicistas: abandonad las Triumph negras por un momento, que ya son un topicazo, y volved a las motos de monte españolas (catalanas casi siempre), las recias Bultacos, los caballos de enduro de Ossa, las anoréxicas Cota y las estajanovistas Impala, Tralla, etc… de Montesa. Todas ellas bastante espartanas, pero ésta era otra cosa: ligera como el aire, elegante como ninguna, moderna, distinta.
Yo apenas monté una vez en ella y apenas de paquete, pero la admiré embelesado. Y encima, parece que andaba bien, gracias a la colaboración entre Mick Andrews y Ossa, que consiguió hacer de un trasto bonito, una trialera de competición en condiciones.
OSSA , acrónimo de Orfeo Sincronic S. A., nació en 1928, de la mano de la familia Giró, y comenzó con la fabricación de material sonoro y maquinaria cinematográfica -llegaron a copar el 65% del mercado español de proyectores de sala de cine-. Pero resulta que a Manuel Giró hijo le gustaban las motos, y se le ocurrió instalar un motor Soriano de motonáutica en un bastidor de BMW R-12 con sidecar. 1940.
Prototipos, fabricación, competición… por ahí anduvo Santi Herreros hasta que se mató en la Isla de Man… Volveremos sobre ello.
Concretemos (Gracias a Tomeu Pascual y Joan Figols):
Así que para desarrollar las futuras motocicletas, Eduardo Giró, contactó con motivo de los Seis dias de Todo Terreno de Suecia de 1966, con un piloto británico que resultó ser clave para el desarrollo de los futuros modelos fuera carretera; nos referimos a Mick Andrews.
En medio de un “gran secreto” vino Andrews a Barcelona y probó los modelos que tenía OSSA para el trial. Aunque eso de que los probó, creo que es un decir, pues la toma de contacto fue de noche para evitar a los “espías”. No fue hasta 1967, año en que OSSA presentó en el Salón del Automóvil de Barcelona tres modelos ya más definidos para las diferentes especialidades como son motocross, todo terreno y trial.
Fue en el IV trial de Sant Llorens de Munt (Terrassa) prueba organizada por el Moto Club Terrassa donde dicho prototipo hizo su aparición conducida por Andrews y consiguió la victoria.
Se hicieron dos prototipos de trial entre 1969 y 1971 y se envió uno a Estados Unidos para empezar a moverlo. Inicialmente se había pintado con banda roja sobre blanco, pero al enviarla a USA se le cambió la banda a azul, ligero avance haste el color verde final… cuestiones estéticas, que a veces son todo.
Hubo más tarde un modelo con franja blanca sobre depósito gris -tampoco debía ser fea, no-.
En 1972, de la mano de Mick Andrews, nuestra moto consiguió el título europeo de trial.
De esta renovada y preciosa motocicleta de trial se envió una unidad al importador de la marca en Estados Unidos. Cuando llegó, éste se apresuró en remitir un telegrama a la firma con el siguiente mensaje: LA MOTO NO INTERESA A NADIE, PARECE UN JUGUETE. Desorientados, pero no desmoralizados, los dirigentes de OSSA hacían partir poco tiempo después a Mick Andrews con destino a USA para una gira de demostraciones con el “juguete”. A su regreso se recibió en OSSA un nuevo telegrama del importador americano: ENVIAR RAPIDAMENTE 2.000 MOTOS DE TRIAL -URGENTE- Como se puede observar el potencial de OSSA en el campo del trial era más que evidente.
250 cm3, 5 marchas, sólo 87 Kg de peso… En el folleto de más arriba, sobre la foto de Mick, se puede leer el doloroso apunte a mano: 40.918, 48.500 matriculada (Pesetas, claro -menos de 300€, salva sea la distancia-)
Pero a mí -qué queréis que os diga- lo que me mataban eran esos colores verdes y blancos, ese acero, esa estampa grácil, e inalcanzable, claro…
NOTA: Gracias a Miquel Graells, el próximo post es para tí.