Probablemente esta película no se estrene en España, pero quizá a más de uno le interese: Se trata de un documental centrado en un grupo de chavales -chicos y chicas- entre 8 y 14 años que aprenden a pilotar en una escuela de motociclismo. Con sus caídas, sus ilusiones, sus padres… Más de un años siguiendo a los chicos en complicidad con su mundo, a partir del núcleo de una cría que ama la moto y el violín.
La ha rodado Pierre-William Glenn, director de fotografía con un montón de realizadores franceses y americanos -Truffaut (La nuit americaine), Tavernier, Samuel Fuller, Joseph Losey…- y director él mismo de algunas películas; la primera, en 1974, un film documental: Le cheval de fer -El caballo de hierro-, sobre el mundo de las motos, en la que además de dirigir, firmó el guión y la producción.
Matemático de formación, apasionado por las dos ruedas y con todo el oficio del mundo. El clip de promoción de esta película de título imposible promete, ¡cómo cogen las curvas los enanos!
Y quizá en alguna FNAC francesa se pueda encontrar su primera película si la han llegado a reeditar:
Para la nueva, quizá su presencia en Cannes valga para que la editen en DVD; de momento la han estrenado esta semana en Francia. Un paseíto y ya está.
“No se trata sólo del deporte ni de la velocidad, se trata de la esperanza y de una actitud ante la vida: Cómo salir de la banalidad de lo cotidiano”
Bertrand Tavernier, hablando de Glenn, del cine y de las motos, deja una perla que -perdonadme-, voy a transcribir y maltraducir:
Comme si aller le plus vite possible d’un point à un autre, c’était l’essence même du cinéma. Aller d’un plan à l’autre, d’une scène à l’autre, d’une idée à l’autre en véhiculant avec soi des milliers, des millions de voyageurs. Sans déraper, sans chuter, sans s’égarer.
(“Como si ir lo más rápido posible de un punto a otro fuera la esencia misma del cine. Ir de un plano a otro, de una escena a la siguiente, de una idea a otra, llevando consigo miles, millones de viajeros. Sin derrapar, sin caerse, sin perderse…”)