No tengo nada contra el arte, es más, lo aprecio, dentro de mis limitaciones. Pero a veces sí siento un repelús por algunos artistas.
Subjetividad, interpretación, el artista como obra de arte… Este tío, Jack Armstrong se llama, menciona a su mentor Andy Warhol tres veces en cada frase, se declara artista (y además se depila el pecho).
Con estos preliminares entramos a la historia: Bartels’ Harley , el más famoso distribuidor de la marca entre la gente guapa de la West Coast, donde se compran la moto los actores de Hollywood, jugadores de los Lakers y demás personalities, ha tenido en exposición esta moto y la saca a subasta con un precio de salida de 1.000.000 de dólares. (Silencio).
(Más silencio)
(Extrañeza ¿?)
¿Estamos locos? Como performance, puede hacer gracia una grúa bajando del cielo una moto salpicada de chorrazos de mayonesa y ketchup, con un macarra encima haciendo el idiota.
Como operación de marketing puede tener sentido, al menos ha conseguido que la gente lo publique por ahí -nosotros también-, o sea que ha funcionado.
Pero confío en el buen criterio de la gente motera y espero que nadie ofrezca más de la mitad de lo que costaría ese modelo de serie. A menos que nuestro querido Museo Guggenheim de Bilbao decida realizar una operación impactante (recuerdo la magnífica exposición de motos de hace años ¡olé! y alguna oscura operación ruinosa de compra de dólares realizada por otro artista , director financiero y ahora en la cárcel por desfalco, así que tendríamos precedentes).
Os dejo con un vídeo de la presentación, con Lorenzo Lamas oficiando de motero guay. Mola mazo, pfffff…