Como en todas las revoluciones, toca mancillar la imagen del dictador caído; y ¿cómo?, pues, por ejemplo, mostrando los lujos de los que se rodeaba mientras el pueblo miserable malvivía en condiciones penosas.
Pues eso: con el fiscal general se ha hecho y con Yanukóvich también. Mucho siglo XVIII y estilo Imperio, mucho espejo, Fabergé, oro y dorados, etc… Pero el expresidente tenía otro vicio: los coches, y las motos, claro. Qué me decís de esa Jawa roja; guapa, ¿eh?