La nueva Ducati Desmosedici ha sido presentada en el Vroom anual de Madonna di Campiglio. Y estaba pensando qué significaría esa incorporación del negro al rojo indispensable y al blanco frecuente. Mmmm, nada mejor que un sesudo artículo para imaginar lo que sentirán los enemigos de este depredador. Pero hasta el final, y que pinche el que sea curioso, admiremos ese colín. ¿Qué se sentirá en el culo cuando arranque?. Madre mía, que cada uno piense lo que quiera.
Retórica del negro, blanco y rojo
El hombre primitivo veía al negro y al rojo como colores que inquietaban su reposo. A partir de la vida en la selva, el hombre se hizo predominantemente visual, su alimento y su sexo estaban ligados a la luz. La negra noche y su rojo preludio, el crepúsculo, anunciaban la cercanía del peligro. Cuando el bosque se transformaba en negra espesura, el hombre, carente de visión nocturna, estaba expuesto a los predadores (más fuertes, con mejor olfato y audición más aguda). Los rojos reflejos del fuego lo fascinaban en esas extensas e inquietantes noches en las que rondaba un peligro real, tangible. Podríamos imaginarnos ese sentimiento ancestral al recordar el temor que nos infundía la oscuridad cuando éramos niños. El negro y el rojo se asociaban con los peligros que acechaban la supervivencia de la especie. El negro de la noche, el rojo de la sangre y las fieras suscitan un estado de alerta. Por el contrario, el blanco y azul claro del día (¿Yamaha?), los marrones y verdes de la tierra y el follaje son tranquilizadores. El hombre construyó refugios, iluminó la oscuridad y dominó el mundo natural; sin embargo, su cerebro aún no ha olvidado. Aunque discriminar el color del peligro ya no es una información relevante para salvar la vida de nuestra especie, todavía hay en la memoria primitiva resabios del cerebro arcaico humano que nos hacen reaccionar ante esos estímulos (López Pasquali, 1998).
P.D. Aún recuerdo al Rodríguez de la Fuente de mi infancia, ¡snif!
(En la galería podéis ver las fotos a todo trapo)