No estamos en un nuevo circuito con carrera nocturna ni nada por el estilo: es la furgoneta del taller encargado de traer a la comisaría la Yamaha TMax de Gérard Depardieu, después de una caída sin consecuencias físicas para el actor, aunque imagino que sí económicas, más que nada porque estaba borracho, o al menos administrativamente borracho (1,8 g/l). No es la primera vez que hablamos de él, y a este paso barrunto que no será la última.
Todo ello, pocos días antes de que se haga público que Gerardo se hace vecino del pueblito belga de Néchin, a cuatro kilómetros de la frontera francesa. Todos piensan que es por razones fiscales, pero empiezo a pensar que quizá haya llegado a algún acuerdo con el alcalde, para que la policía sea un poco menos rigurosa con sus salidas nocturnas, je, je… -es broma- o quizá para que la tranquilidad de la campiña no le confunda. Y es que, según palabrasdel burgomaestre Daniel Senesael:«Il aime notre entité, son caractère rural, champêtre et bucolique»
Aunque quizá no sea tan tranquilo como pensaba…