Y una moto como la del asesino.
Una historia de motos, delincuencia, racismo y muerte.
Mohamed Merah llevaba tiempo preparándose, recolectando armas con los palos que iba dando por ahí y un día se cruzaron las líneas del destino y saltó la raya.
Imad Ibn Ziaten, un suboficial paracaidista, de ascendencia marroquí -de Rincón (Mdiq), al lado de Ceuta-, puso un anuncio para vender su Suzuki Bandit 650 en Le bon coin. En él daba su nombre norteafricano y su condición de soldado: la moto estaba sin apenas usar porque estaba habitualmente destinado fuera. Quedaron el domingo 11 para ver la moto y ahí, en Toulouse, se quedó Imad.
Unos días después, Merah mata a dos paracaidistas de uniforme y hiere de gravedad a otro en Montauban, 50 kilómetros, cuando sacaban dinero de un cajero automático. El asesino iba en una scooter grande y negra (una T-Max 500), no se quitó el casco y utilizó la misma arma que en Toulouse (calibre 11,43, muy frecuente entre la delincuencia francesa, y creo que la reglamentaria de los paracaidistas, lo que diparó los rumores sobre ajustes de cuentas de algún compañero del cuerpo y sobre una posible autoría de un ultraderechista, dado el origen no europeo de los soldados).
Y, finalmente, el lunes pasado (19 de marzo), se plantó a la entrada de las clases en el colegio judío Ozar Hatorah (con la moto repintada de blanco para disimular) y asesinó a un profesor, sus dos hijos de 3 y 6 años, y otra cría de 8, a la que persiguió por el patio -un héroe, vamos-.
Entretanto, llevó la T-Max -robada por su hermano Abdelkader y otro colega- a un concesionario para ver cómo se podía desactivar el GPS del antirrobo.
Esto y el análisis de los que miraron el anuncio de Imad, han permitida atar cabos y localizarle con cierta rapidez.
Rápidamente se acuñó el término “El asesino de la moto”, directo para los titulares. Imagino que muchos habrán dejado de sacar sus motos estos días para evitar líos.
El lunes 21 lo localizan y el 22 los RAID le matan de un disparo en la cabeza, después de un largo asedio de más de 30 horas. Ahora se investiga a su entorno.
Supongo que el calificativo de islamista ganará al de motard para definirle, pero si queríamos un puntito más de leyenda negra para los moteros, ahí lo tenemos.