La ocasión la pintan calva; cuando me llama José Luis para decirme “mira qué aparato (sic) tengo a la puerta” y bajamos a echar una ojeada, no puedo dejar de cogerme el casco y rogar de rodillas como un niño: “¿me dejas?, ¿me dejas?
Así que tras una breve descripción de los mandos, tiro para Artxanda (cuesta y carretera suave de montaña), sigo hacia el aeropuerto y vuelta por circunvalación rápida y me meto en la ciudad para callejear un poco, con recado y carga incluida (qué morro tengo, madre mía).
La famosa “Dual Clutch Transmission” (dejo la explicación para los que saben) se traduce a los mandos en que:
-no hay embrague (freno trasero en la maneta izquierda), lo que agradecerán los escuteristas y extrañaran los moteros
-se puede elegir entre dos modos de control de la transmisión: Manual (MT) o Atomático (AT) (piña derecha, junto a la maneta)
-en automático, puede elegirse entre conducción deportiva (S) o económica (D), y queda una opción de punto muerto (N)
-de vuelta a la izquierda, encontramos dos opciones (+) y (-), para subir o bajar marcha, utilizables incluso en cambio automático
El juego de opciones se puede hacer tanto en parado como en movimiento y en cualquier régimen de marcha (uno se acuerda de los todoterrenos antiguos, je, je, qué tiempos, cuando había que parar del todo para la reductora)
El asiento es cómodo y no muy alto, pero hay que echar la pierna para arriba -chicas, nada de falda ni gancho para el bolso-. Por supuesto, imposible llevar un saco de patatas entre las piernas, como solemos hacer habitualmente con los scooters, especialmente con los de suelo plano.
Los pies van sobre plataforma, nada de estribos, pero el juego de posturas es muy limitado: la moto además es estrecha y apenas puedes elegir entre posar horizontalmente los pies o subir algo la puntera y pisar un poco de escudo. No te vas a mover, pero la postura parece cómoda. Si intentas llevar los pies hacia atrás, se te salen fuera y chocas con el protuberante cilindro. Nada, que no hay que moverlos.
Los espejos caen demasiado cerca del cuerpo y muy separados, así que es imposible controlar los dos a la vez. Parece pensada para mirar poco hacia atrás, je, je…
Los displays son claros: velocidad, marcha engranada, modo de conducción, reloj… revoluciones en barra de progreso, en vez de en numeritos…
Arrancamos. Trac-trac-trac entre las piernas, debajo de ellas. No llevas el motor debajo del culo. La sensación es rara. No ves el motor pero lo notas adelantado, tampoco tanto como lo oyes en una moto, que te llega directamente a los oídos y te vibra desde las piernas hasta los brazos y el pecho.
Por defecto sales en Automático y D (ahorro). Tira suave y se mueve bien, no parece pesada (aunque luego veremos que en maniobras en parado sí lo es).
Hala, a jugar con los cacharritos. Ningún problema para cambiar en cualquier situación. Es muy intuitiva y los mandos están bien colocados (el intermitente quizá moleste un poco para las reducciones manuales). Paso a Sport y no se nota mucha diferencia, cambia a más revoluciones, pero tampoco molestaba la conducción en D. Paso a Manual y tocamos las mandos + y -. Ahí si puedes revolucionar más, apurar antes de las curvas (frenos perfectos) y controlar en bajadas fuertes y prolongadas, aunque ya retiene per se, no es el deslizar libre de una scooter: es moto con marcha engranada. Pero al cabo de un rato vuelvo a S y no veo que lo haga mal, al contrario. Notas el clac del cambio y en el display te muestra claramente en qué marcha vas. Las revoluciones en cambio cuesta un poco más verlas.
Vas en moto, ruedas grandes, curvas seguras, cambio de marchas… pero la postura es bastante de scooter, aunque más echado hacia adelante, sin cargar los brazos como en una moto, pero sin poderte repantingar.
Aceleramos en la autovía, limitación a 120, el hábitat natural de este modelo. Hasta donde quieras jugarte la multa, sobrada de potencia. Los frenos, impresionantes, aunque se te olvide que tienes también maneta izquierda para la rueda de atrás. Se puede viajar en ella sin ningún problema. La protección contra el aire es muy buena: el escudo desvía bien el aire de las piernas (y el agua cuando llueva), aun cuando es muy estrecho y la cúpula defiende mucho mejor de lo que parecía por su escueto tamaño (las aperturas para el aire siempre funcionan bien, no sé por qué no las adopta todo el mundo). Aquí es donde mejor se muestra.
Buena amortiguación, una gozada acostumbrado a los bruscos saltos de los badenes omnipresentes. Se nos había olvidado que aquí estamos con cadena, motor en el medio, etc…
Se me han ido escapando pegas, casi siempre viniendo desde el scooter. Desde moto saco menos.
Almacenamiento: buf… un casco jet y justito, debajo del asiento, y nada más, ni chubasquero, ni ná. Obligatorio cofre. Maletas da un poco de pena, porque es estrecha para pasar entre coches y pueden fastidiar.
Las asas laterales son las más cómodas que conozco, pero entre ellas, el asiento de pasajero no es especialmente generoso. Lo han dejado corto para que el obligatorio cofre no sobresalga demasiado, supongo.
Es larga y pesada, bueno para autopista, pero malo para callejear. Aunque en varios sitios he leído que el centro de gravedad es bajo, a mí me ha hecho trabajar fuerte de brazos al intentar ratonear un poco entre coches, y la longitud limita mucho.
Gasta como un mechero, como ninguna moto, sólo comparable con scooters y sale ganando. Aunque el depósito tiene poca capacidad (16 litros), te aguanta 400 km; dan menos de 4 litros y parece que es verdad. Yo gasto el doble cuando cojo mi moto grande y vieja (20 l de depósito para 200 y pico kms).
A cambio, el precio de compra da miedo. Sí, tecnología punta, ahorro futuro, fiabilidad… pero por 8.600 €, y añade 600 de cofre o más de 1000 y pico si metes también maletas… Miras qué motos te puedes comprar y salen unas cuantas.
Sí vale para todo, pero falla más en la parte urbana (callejeo, carga…), aunque no sufrir el rosario interminable de cambio de marchas entre semáforos se agradece y mucho. Desde scooter le encuentras más carencias que desde moto.
En cuanto a diseño, para gustos los colores. A mí se me antoja un poco larguirucha, ni el tocho plástico de una scooter, ni la desnudez de una moto. Frente a BMWs y demás que usa la gente para ir a currar a la ciudad, cuestiones estéticas y de estatus social mediantes, no tiene presencia. Es una moto de comprar cerebralmente y para el largo plazo, no pensando en términos de marketing de uno mismo y a corto.
En fin: es una moto ideal para viajes diarios con 90% de autovía o carretera y no más del 10% de ciudad dura con atasco. Y kilómetros, los que quieras.
Gracias a Roberto y a Honda Bizkaia