La ocasión la pintan calva; cuando me llama José Luis para decirme “mira qué aparato (sic) tengo a la puerta” y bajamos a echar una ojeada, no puedo dejar de cogerme el casco y rogar de rodillas como un niño: “¿me dejas?, ¿me dejas? Así que tras una breve descripción de los mandos, tiro para […]