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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Impaciencia

Por lo que nos cuentan Chen-Bo Zhong y Sanford DeVoe, no es sólo que vayamos a restaurantes de comida rápida cuando tenemos prisa sino que, por lo visto, la exposición, incluso inconsciente, a la comida rápida o a sus anuncios es que nos mete más prisa, nos convierte en impacientes.

Por ejemplo, en uno de sus experimentos colocan a 57 voluntarios ante un ordenador y les piden que fijen su mirada en el centro de la pantalla. A la vez, el ordenador dispara unos flashes, que duran 80 milisegundos (la milésima parte de un segundo), y que contienen imágenes, que duran 12 milisegundos, de los logos de varias marcas de comida rápida como MacDonald’s, Kentucky Fried Chicken, Burger King y otras. Después, en la pantalla del ordenador aparece un texto que contiene exactamente 249 palabras y se pide a los voluntarios que lean con rapidez. El experimentador toma el tiempo que tarda el voluntario en hacerlo. En otra sesión, los voluntarios repiten el ejercicio con la única diferencia de que los flashes no incluyen los logos de las empresas de comida rápida. Pues bien, cuando se incluyen los logos, la media de tiempo que se tardan en leer las 249 palabras es 69.54 segundos mientras que, sin logos, se leen en 84.01 segundos, o sea, que con comida rápida, aún inconscientemente y sin probarla, se lee casi un 20% más rápido.

En otro experimento, nuestros autores invitan a 57 a voluntarios a comer en un local de comida rápida o en un restaurante normal y, después, se les pide que puntúen de 1 a 5 diversos productos que aparecen en dos versiones, una normal y otra que ahorra tiempo. Como ejemplo nos sirve una tostadora que, de una marca, tuesta una rebanada de pan, y de otra marca, tuesta cuatro rebanadas. Como era de esperar los que vienen de alimentarse de comida rápida puntúan más los productos que ahorran tiempo; la tostadora de una rebanada saca un 2.23 mientras que la de cuatro rebanadas llega hasta 4.04, casi el doble. De media, los de la comida rápida puntúan los productos un 20% que los que vienen del restaurante de menú del día.

Ya ven, la comida rápida nos mete prisa, nos hace impacientes. Los autores sugieren que quizá se debe a que la característica esencial de la comida rápida, la que la define, es precisamente esa, que es rápida, que se debe servir y consumir al momento, y lo tenemos tan asumido que, solo de pensar en comida rápida, ya estamos impacientes por comerla.

 

*Zhong, C.-B. & S.E. DeVoe. 2010. You are how you eat: Fast food and impatience. Psychological Science 21: 619-622.

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Por Eduardo Angulo

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