El autocontrol de ideas y acciones es importante para conseguir nuestros objetivos, evitar el estrés y mantener el bienestar. Sin embargo, la capacidad de conservar el autocontrol es limitada y disminuye con el uso. Una hipótesis sobre la pérdida del autocontrol propone que consume energía y, por tanto, depende del metabolismo de carbohidratos. Por tanto, se puede suponer que la toma de carbohidratos debe mejorar el autocontrol. Esta hipótesis es la que han estudiado Daniel Molden y su grupo, de la Universidad del Noroeste en Evanston, en Estados Unidos.
Molden plantea cuatro experimentos relacionando el metabolismo de la glucosa, como molécula que proporciona energía y procede carbohidratos, con la mejora o deterioro del autocontrol. En el primer experimento, trabaja con 85 universitarios, de ellos 52 son mujeres, y con una edad media de 19.28 años. A todos ellos se les mide la glucosa en sangre antes y después del experimento. Forman dos grupos y uno de ellos cumplirá una tarea relativamente sencilla, tachar todas las letras “e” de un texto. El segundo grupo hará una tarea parecida pero algo más complicada como es tachar las letras “e”, excepto las que están junto a otra vocal. Después todos los voluntarios deben construir palabras con siete letras que les proporcionan los investigadores. Se supone que los que han realizado la tarea más complicada tendrán menos autocontrol y, por tanto, aguantarán menos tiempo construyendo palabras.
Los resultados no muestran cambios en la cantidad de glucosa en sangre en ninguno de los dos grupos. Es decir, que no hay metabolismo de carbohidratos detectable ni diferente según el nivel de autocontrol.
En el segundo experimento, parecido al anterior en cuanto al procedimiento de provocar más o menos autocontrol, se da a la mitad de los voluntarios un vaso con 25 mililitros de una solución al 6.4% de azúcar y a la otra mitad, un vaso con una disolución sin azúcar y con un edulcorante. Se supone que, si interviene el metabolismo de carbohidratos en relación con el autocontrol, los que toman azúcar tendrán más autocontrol. Pues bien, no hay diferencias en el autocontrol entre los que toman azúcar y los que toman edulcorante. Sin embargo, ambos grupos tienen más autocontrol cuando toman algo dulce que cuando no toman nada. Sería, nos dice Molden, un mecanismo que tiene que ver con algo dulce y no con el metabolismo de carbohidratos. Es más, en el tercer experimento los voluntarios ni siquiera tragan el líquido con el azúcar, simplemente se enjuagan la boca con él, y los resultados son los mismos.
No son los carbohidratos los que mejoran el autocontrol, es algún otro mecanismo que, quizá, partiendo de la activación, por algo dulce, de terminales en la boca, llevan la información al cerebro y es allí, en el sistema nervioso central, donde se ponen en marcha los mecanismos del autocontrol.
*Molden, D.C. y 6 colaboradores. 2012. Motivational versus metabolic effects of carbohydrates on self-control. Psychological Science 23: 1137-114.