Sigue la discusión sobre las ventajas evolutivas de la menopausia en las hembras humanas. En esto nuestra especie también es rara pues, junto con algunas ballenas, es, entre los mamíferos, una de las pocas con menopausia, es decir, es una especie en la que las hembras, a partir de cierta edad, dejan de ser fértiles. En el resto de los mamíferos, las hembras son fértiles hasta que mueren.
Las hipótesis son variadas: que es una simple consecuencia de tener una vida larga, lo que también ocurre con las ballenas; que los costes de la reproducción a una edad avanzada son enormes; que son mayores los beneficios indirectos, en forma de transmisión de los propios genes, si se contribuye a que aumente el éxito reproductivo de las hijas. Ahora, el grupo de Mirkka Lahdenpera, de la Universidad de Turku, en Finlandia, añade algún resultado más para aclarar este asunto.
Utilizan los datos, acumulados por la Iglesia Luterana desde el siglo XVII, sobre la supervivencia y la reproducción de varias generaciones de cinco comunidades agrarias diferentes. Empiezan con 635 mujeres, nacidas entre 1702 y 1823, y sus 4703 hijos desde 1732 a 1863. De ellas, 1736 dan 9164 nietos a sus abuelas, nacidos entre 1757 y 1908. Hay que recordar que en esos años no hay divorcio, son antes de la píldora y, si alguien se casa dos veces, será porque es viudo.
Las madres tienen una media de casi 7 hijos, con un 54% de supervivencia hasta la madurez. La madre más joven tiene 16 años y la de más edad, 52, aunque la mejor supervivencia de los hijos se da si la madre deja de tener hijos antes de los 50. Sólo el 6.6% de las madres tiene un hijo en los dos años siguientes a haber tenido un nieto. Cuando esto ocurre, y dos madres de sucesivas generaciones tienen hijos casi a la vez en el mismo hogar, la supervivencia de los niños cae un 60% entre los 0 y 3 años.
Cuando los autores del trabajo intentan relacionar esta caída de la supervivencia de los niños de mujeres de dos generaciones con alguna de las circunstancias del hogar, se encuentran con la sorpresa de que esta caída no se da cuando las mujeres son madre e hija y se da, con toda su fuerza, cuando son suegra y nuera, o sea, cuando no son parientes. Los hijos de la suegra tienen una reducción de supervivencia del 50% hasta los 15 años, y los hijos de la nuera tienen una caída que llega al 66%. Está claro que existe un conflicto reproductivo entre suegra y nuera que no se da entre madre e hija, aunque sigue siendo evidente que aumenta la supervivencia de los niños si la abuela deja de tener hijos y se dedica a cuidar a los nietos.
Antes he comentado que, además de las hembras humanas, en algunas ballenas también existe la menopausia, y entre ellas está la orca (Orcinus orca) que hasta los 30-40 años son fértiles y viven hasta los 90 años. Casi a la vez que se publicó el trabajo de Mirkka Lahdenpera sobre la menopausia en las mujeres finlandesas, Emma Foster y su grupo, de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, publicaron un estudio sobre la menopausia en las orcas.
Trabajaron con un censo de orcas por medio de fotografías tomadas en el Pacífico, en las costas del estado de Washington, en Estados Unidos, y de la Columbia Británica, en Canadá. Tienen censados 589 individuos de los que, entre 1974 y 2010, mueren 297, y se puede seguir la supervivencia de hijos y nietos. Los resultados difieren de los conocidos en nuestra especie. En las orcas, la menopausia ayuda a la supervivencia de los hijos adultos y, por ejemplo, a un adulto de más de 30 años, la muerte de la madre, ya menopáusica, implica doblar el riesgo de morir en el siguiente año. En cambio, para las hijas el riesgo solo aumenta el 10%. Como ven, en esta especie, la menopausia de las hembras ayuda a la supervivencia de los hijos, y no de la hijas.
*Foster, A.E. y 4 colaboradores. 2012. Adaptative prolonged postreproductive life span in killer whales. Science 337: 1313.
*Lahdenpera, M. y 3 colaboradores. 2012. Severe intergenerational reproductive conflicto and the evolution of menopause. Ecology Letters doi:10.1111/j.1461-0248.2012.01851.x