Todos morimos. Afirmación indiscutible que no nos gusta recordar. Pero, repito, todo ser vivo, por el hecho de estar vivo, muere en algún momento. Y los estudios de mortalidad, ya que hoy voy a comentar uno, tratan de cuándo morimos y de qué morimos. Es curioso, pero rara vez mencionan lo que ya he dicho dos veces, o sea, que todos morimos. En fin, nosotros a lo nuestro. Luis Gómez Jacinto, de la Universidad de Málaga acaba de publicar un extenso trabajo, subvencionado por la Fundación MAPFRE, que trata de responder a esas preguntas que he mencionado: cuándo y por qué morimos.
El autor trabaja con los datos de fallecimientos entre 1975 y 2007 proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y obtenidos de los Registros Civiles de toda España. Ya en las primeras páginas nos dice que, en esos años, en España murieron 10.977.289 personas, de ellas 5.043.342 mujeres y 5.391.043 hombres, es decir, más hombres que mujeres. Hay que recordar que nacen más hombres que mujeres (entre 105 y 107 hombres por cada 100 mujeres) y hasta los 40 años hay más hombres que mujeres pero, a las edades más avanzadas llegan más las mujeres. Aunque repito, a riesgo de ser pesado, que al final morimos todos.
Bien, volvamos al estudio de Gómez Jacinto. Uno de los hallazgos más interesantes es que los factores externos de mortalidad, como accidentes, tráfico, suicidio, homicidio,… matan más hombres que mujeres: de 1975 a 2007 mueren por causas externas 390.713 hombres frente a 152.191 mujeres. Pueden ver que más del doble.
Esta diferencia en la mortalidad entre sexos aparece en muchas culturas. Tanto es así que el autor no menciona ninguna donde no ocurra. Además, la diferencia por las causas externas de mortalidad es de cinco veces más en hombres entre 20 y 40 años, y baja a menos del doble entre los 50 y los 70 años. En estas causas externas influye mucho la conducta de las personas y, a mayor componente conductual, la diferencia entre hombres y mujeres crece y se da a edades más tempranas. Y la diferencia es mayor también para personas solteras, de bajo nivel económico, en el paro y en la población rural.
En resumen, los varones con mayores incertidumbres vitales adoptan conductas peligrosas que les pueden llevar a la muerte a una edad temprana, sobre todo entre 20 y 40 años. Desde el punto de vista biológico, es la edad en que se busca la pareja y se trata de conseguir una reproducción con éxito. Y, aunque algunos mueren, el resto lo consigue y, por ello, las conductas arriesgadas de los machos en edades tempranas tienen éxito en la reproducción y, se puede suponer, son seleccionadas por la evolución. Y así somos, aunque a menudo queramos creer otra cosa.
*Gómez Jacinto, L. 2011. Diferencias de sexo 0 en conductas de riesgo y tasas de mortalidad entre hombres y mujeres. Fundación MAPFRE. Madrid. 146 pp.