Los humanos tenemos ciclos diarios de actividad y conducta. Hay quien está más a tope por la mañana, otros lo están por la tarde o, algunos otros, más o menos durante las horas centrales del día. Esto último es lo habitual y es el comportamiento, quizá obligado por los horarios de nuestra sociedad, del 60% de la población. Por ejemplo y según la bibliografía, los mañaneros se levantan, siempre de media, 80 minutos antes que los activos por la tarde; tienen el pico de temperatura corporal 121 minutos antes, el de estar más despiertos es de 171 minutos antes, y en cuanto a trabajar más y mejor, de 1 a 6 horas antes, según la tarea a cumplir. Es obvio que el individuo con comportamiento mañanero es el mejor adaptado al ciclo natural luz-oscuridad y, además, a los horarios habituales de nuestra sociedad.
El grupo de Ana Adan, de la Universidad de Barcelona, estudió si hay alguna diferencia entre sexos en cuanto a estas conductas y encontraron que los hombres tienen mayor preferencia por el comportamiento temprano que las mujeres, sobre todo en cuanto a la mayor eficiencia y a la inercia para despertarse.
El mismo grupo investigó, a continuación, si la época del nacimiento, que supone otro ciclo, esta vez anual, influía en el comportamiento diario. Estudiaron a 3709 universitarios españoles e italianos y encontraron que el máximo de comportamiento por la mañana se daba en los meses de diciembre y enero, y el máximo por la tarde (o, lo que es lo mismo, el mínimo del comportamiento por la mañana) en los meses de junio y julio. Además, los nacidos entre abril y septiembre, incluyendo el verano, son los más tardíos, mientras que los nacidos de octubre a marzo, son los más mañaneros. Y esto es más pronunciado en los hombres.
*Adan, A. & V. Natale. 2002. Gender differences in morningness-eveningness preference. Chronobiology International 19: 709-720.
*Natale, V. & A. Adan. 1999. Season of birth modulates morningness-eveningness preference in humans. Neuroscience Letters 274: 139-141.
*Natale, V., A. Adan & J. Chotai. 2002. Further results on the association between morningness-eveningness preference and the season of birth in human adults. Neuropsychobiology 46: 209-214.