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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Mirarse el ombligo

Hemos hablado de la oxitocina varias veces: relación de pareja, vínculo madre-hijo, amigos, … Es una hormona que se sintetiza en el cerebro, en concreto en el hipotálamo, y se vierte al torrente sanguíneo y al propio cerebro. Las células sobre las que actúa son muchas, aquellas que tienen receptores para esta hormona, y se encuentran tanto en el cerebro como en el resto del cuerpo y, por tanto, su influencia en el comportamiento del individuo es importante y compleja. En general, es una hormona antiestrés y promueve conductas sociales adecuadas, la empatía, la cooperación y la confianza y compañía de otros.

Nuestra especie vive en grupos que, además, no son muy grandes, unas decenas de individuos como mucho. Steve Jobs, el fundador de Apple, durante muchos años sólo mantuvo 100 empleados en su empresa pues consideraba que recordar el nombre de 100 personas es lo máximo que se puede conseguir. No hace muchos miles de años que inventamos las ciudades y las aglomeraciones; antes, durante miles y miles de años, deambulábamos en grupos casi familiares en busca de la caza y de las plantas que nos alimentaban. De alguna manera, en esos años de vivir en grupo, se fueron seleccionando los mecanismos que mantenían su cohesión. Y entre estos mecanismos, Carsten De Dreu y sus colegas dela Universidadde Amsterdam, nos cuentan que está la oxitocina.

En sus experimentos participan entre 60 y 70 voluntarios holandeses que, en cubículos separados, se autoadministran por la nariz oxitocina o placebo. Después de 40 minutos, y en el ordenador, se les pone se les pone ante tareas en las que colaboran con su propio grupo (holandeses) o con extraños (alemanes o árabes). Los holandeses con oxitocina muestran el doble de atención a los de su grupo que los que toman placebo, y el doble de indiferencia con los árabes y algo menos con los alemanes. La oxitocina también aumenta la cohesión dentro del grupo pero, curiosamente, disminuye la voluntad de sacrificarse por ellos y, por el contrario, la aumenta para sacrificarse por los extraños.

Pero, si hay que diferenciar propios y extraños, necesitamos recordar a las personas y, en concreto, caras. Y mejor todavía si son caras felices. De nuevo interviene la oxitocina. Son Adam Guastella y su grupo dela Universidadde Nueva Gales del Sur en Sydney, los que organizan un experimento muy parecido al anterior. Trabajan con 69 universitarios, todos hombres, con una edad media de 20 años, que se autoadministran oxitocina o placebo por la nariz y, a continuación, ven 36 fotografías de caras felices, enfadadas o neutras. Al día siguiente, los voluntarios ven 72 fotografías de las mismas caras más otras nuevas. Pues bien, los que han tomado oxitocina recuerdan con más facilidad las caras felices que las enfadadas o neutras. De esta manera, recordando caras felices y buenos momentos, la oxitocina ayuda a estrechar las relaciones entre los miembros del grupo.

Y, claro está, para estar seguro de que hemos reconocido a los amigos felices y sentirse a gusto integrado en el grupo, qué mejor que sentir optimismo, autoestima y dominio de la situación. Otra vez interviene la oxitocina. El estudio se debe a Shimon Saphire-Bernstein y sus colegas dela Universidadde California en Los Angeles, y trata, no directamente de la oxitocina, sino de la manera en que las células reaccionan ante su presencia. Ya comenté antes que las hormonas actúan sobre las células que tienen receptores de esas hormonas; la célula sin receptores específicos ni se entera de que la hormona esté por los alrededores. Uno de los receptores de la oxitocina está codificado por un gen llamado OXTR.

Los investigadores trabajan con datos de 326 universitarios, con 199 mujeres, con edades de18 a36 años y edad media de 21.3 años. Responden a encuestas sobre estrés, autoestima, autoridad y optimismo, a la vez que siguen un estudio genético de presencia del OXTR. Los 108 (31%) que tienen dos copias del gen, llamadas alelos que proceden uno del padre y el otro de la madre,  tienen los niveles más altos de optimismo, autoestima y autoridad, y más bajos de estrés. Por tanto, al tener más receptores de oxitocina en las células se produce una respuesta más potente a la presencia de la hormona. Y, a más respuesta, más optimismo, más autoestima, más autoridad, y, según hemos visto antes, más facilidad para reconocer las caras felices de los amigos y más a gusto se encuentran integrados en su grupo. En fin, que mirarse el ombligo no es cuestión de capricho, es cuestión de hormona, es la oxitocina.

 

*De Dreu, C.K.W. y 4 colaboradores. 2011. Oxytocin promotes human ethnocentrism. Proceedings of the NationalAcademy of SciencesUSA108: 1262-1266.

*Guastella, A.J., P.B. Mitchell & F. Mathews. 2008. Oxytocin enhances the encoding of positive social memories in humans. Biological Psychiatry 64: 256-258.

*Saphire-Bernstein, S. y 4 colaboradores. 2011. Oxytocin receptor gene (OXTR) is related to psychological resources. Proceedings of the NationalAcademy of SciencesUSA108: 15118-15122.

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