Perros de la pradera | La biología estupenda - Blog elcorreo.com >

Blogs

Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Perros de la pradera

 

La conducta sexual humana varía extraordinariamente entre individuos. El sexo y la formación de pareja son conductas universales, pero las personas son promiscuas, en mayor o menor grado, y también mantienen relaciones sexuales a corto plazo. Y son estas conductas promiscuas las que marcan las mayores diferencias entre individuos. Los mecanismos responsables de estas diferencias individuales ahora se están empezando a conocer. Así, Hasse Walum y sus colegas del Instituto Karolinska de Estocolmo, nos hablan del papel que juega el gen del receptor de la hormona vasopresina.

Esta hormona interviene en las relaciones sociales y, en concreto, en la formación de pareja. Para que la hormona actúe sobre las células, estas deben tener en su membrana un receptor de la vasopresina, o sea, una proteína que se une a la hormona y dispara la respuesta de la célula. El receptor se llama V1aR y tiene una curiosa actuación en la conducta de pareja en los perros de la pradera, roedores famosos en Estados Unidos por haber aparecido en numerosos documentales. Hay tres especies de perros de la pradera: los perros de la montaña (Microtus montanus), los perros de la llanura (Microtus pennsylvanicus), y los perros de la pradera en sentido estricto (Microtus ochrogaster). Estos últimos, los de la pradera, son monógamos y gregarios, y tienen numerosos receptores V1aR en sus células. Las otras dos especies son solitarias y promiscuas pero, si se consigue por medio de ingeniería genética aumentar el número de receptores, son más fieles a su pareja.

El receptor V1aR es codificado por el gen avpr1a, que es parecido en las tres especies de perros excepto que en la de la pradera, la social y monógama, lleva en el extremo del gen una secuencia (de 428 pares de bases) que no aparece en el gen de las otras dos especies. Si se injerta esa secuencia en el gen de estas dos especies que no lo tienen, su conducta se vuelve más social, más parecida a la de los perros de la pradera.

Estas historias de los perros de la pradera y de sus cambios de conducta llevaron a Hasse Walum a preguntarse si algo parecido podría ocurrir en nuestra especie. Para ello estudió las relaciones de pareja y la secuencia del gen del receptor de la vasopresina, AVPR1A, en 552 pares de gemelos idénticos y en sus parejas, todos ellos nacidos entre 1944 y 1971. El estudio del gen del receptor demuestra que no existe esa secuencia que tiene el perro de las praderas y que le hace tan social y tan fiel. Pero Walum encuentra tres zonas con repeticiones de secuencias y, una de ellas, llamada RS3 se relaciona con los resultados obtenidos en las relaciones de pareja del individuo. Esta repetición RS3 duplica la posibilidad de tener una crisis de pareja, y sus mujeres declaran en la encuesta que se sienten poco satisfechas de su relación.

De alguna manera y también en nuestra especie, el receptor de la vasopresina en las células y, por tanto, la hormona vasopresina, interviene en la calidad de la relación de pareja. En primer lugar, no se sabe cómo lo hace en concreto. Y, en segundo lugar, en estos estudios que relacionan genes y comportamiento debemos tener en cuenta que, además de la conducta, son factores importantes el entorno y el resto de la personalidad del individuo. En fin, que para un hombre, justificar el ser infiel no es tan fácil como decir, simplemente, es que esta gen me empuja a ello inevitablemente.

 

*Walum, H. y 10 colaboradores. 2008. Genetic variation in the vasopressin receptor 1ª gene (AVPR1A) associates with pair-bonding behavior in humans. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 105: 14153-14156.

Temas

Por Eduardo Angulo

Sobre el autor

Buscar


agosto 2011
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031