El trabajo es un valor positivo en nuestra sociedad. O, por lo menos, eso nos dicen y aseguran quienes de valores saben. Sin embargo, cuando el trabajo se convierte en una cuestión demasiado importante en nuestras vidas, provoca consecuencias negativas. El término adecuado es workalcoholic y se define como “la compulsión o la necesidad incontrolable de trabajar incesantemente”. Es una adicción con dos factores: trabajar incesantemente y trabajar compulsivamente. Se piensa en el trabajo incluso cuando no se trabaja. Así, en una definición más técnica, workalcoholic es “un estado psicológico negativo caracterizado por trabajar excesivamente debido a un impulso externo irresistible”.
A pesar de perjudicar a quien lo sufre, hay personas, instituciones, empresas e incluso gobiernos que lo consideran una conducta positiva. Después de todo, el workalcohólico dedica mucho tiempo a trabajar y no suele pedir más cosas que más trabajo y esto es lo que se espera desde el punto de vista empresarial y económico. El workalcohólico sigue ese “impulso externo irresistible” que he mencionado, y rara vez encontrará estímulos contrarios en nuestra muy económica sociedad.
Hasta ahora, esta adicción no se ha podido estudiar adecuadamente debido a la dificultad para definirla, diagnosticarla, medirla y evaluarla. Mario del Líbano y sus colegas, de la Universidad Jaume I de Castellón, han desarrollado un breve cuestionario que revela la adicción y separa los dos factores, trabajo excesivo y trabajo compulsivo, que la forman.
El cuestionario se ha ensayado en 2164 trabajadores holandeses, con edades de
La encuesta original, procedente de Holanda, tenía 17 apartados, pero el grupo de Líbano los ha reducido a 10. Todos ellos son afirmaciones que deben puntuarse de
1.- Siento que tengo prisa y vivo en una continua carrera contra el reloj.
2.- Me encuentro que sigo trabajando cuando mis compañeros ya se han ido.
3.- Es importante para mí trabajar duro aunque no me apetezca.
4.- Me gusta estar ocupado y dar el callo.
5.- A menudo siento algo dentro de mí que empuja a trabajar mucho.
6.- Paso más tiempo trabajando que con mis amigos, en mis aficiones o en actividades de ocio.
7.- Me siento obligado a trabajar duro incluso cuando no es divertido.
8.- Me encuentro a mí mismo haciendo dos o tres cosas a la vez como almorzar, redactar un informe y hablar por teléfono.
9.- Me siento culpable cuando dejo el trabajo.
10.- Es difícil que me sienta relajado cuando no trabajo.
Los apartados 1, 2, 4, 6 y 8 corresponden al trabajo excesivo, y los apartados 3, 5, 7, 9 y 10 al trabajo compulsivo. Mediten sobre estas frases, puntúen si quieren cada una de ellas de
A la vez que este cuestionario, los voluntarios responden a otros dos sobre la percepción que cada de ellos tiene de su propia salud y sobre su felicidad. Un primer resultado del estudio es que existe un a relación negativa entre trabajo excesivo y compulsivo y mala salud e infelicidad. O sea, que el trabajo no da la felicidad ni la buena salud. Ya sabíamos que no daba la libertad; nos lo enseñó la historia del siglo XX.
En segundo lugar, el cuestionario demuestra la existencia de los dos factores, excesivo y compulsivo, que forman la conducta del workalcohólico. Son factores separados, diferentes aunque relacionados entre sí.
Aproximadamente un 12% de los trabajadores españoles son workalcohólicos; un 8% trabaja más de 12 horas al día. Sin embargo, hay países con índices todavía más preocupantes; por ejemplo, en el Japón el porcentaje de workalcohólicos llega al 20%. En general, trabajar más de 50 hors a la semana lleva fácilmente al workalcoholismo.
*del Líbano, M., S. Llorens, M. Salanova & W. Schaufeli. 2010. Validity of a brief workaholism scale. Psicothema 22: 143-150.