Seguimos estudiando este vínculo entre madre e hijo, considerado sagrado y que intuitivamente todos aceptamos. Lo de hoy será breve; no quiero quitar el sueño a nadie. Sarah Burgard y su equipo, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, nos van a proporcionar una nueva pieza de ese puzle sobre la relación madre-hijo, que empezamos a montar en una entrada anterior.

Desde 2003, el censo de Estados Unidos incluye un apartado sobre la distribución del tiempo para los estadounidenses. Uniendo los datos obtenidos entre 2003 y 2007, Burgard obtiene 56149 respuestas válidas para su estudio sobre una parte concreta de esa distribución del tiempo: las horas de sueño. Las personas seleccionadas deben estar en edad laboral y tener responsabilidades familiares, con una edad entre 18 y 64 años.

La media de sueño de los seleccionados es de 8 horas y 22 minutos, con los hombres durmiendo algo menos que las mujeres, 8 horas y 17 minutos frente a 8 horas y 27 minutos. Sin embargo, las mujeres consideran que tienen un sueño de peor calidad y despertar con mayor fatiga. El 1.7% de los encuestados es despertado tres veces o más cada noche, habitualmente para cuidar a un hijo. Pero estos despertares son mucho más para las mujeres que para los hombres, el 2.7% para las mujeres frente al 0.6% para los hombres. El máximo se da hacia los 30 años de edad, cuando las mujeres despertadas son el 7-8% y los hombres el 2-3%. Algo así como cuatro veces más cuidan a sus hijos las mujeres que los hombres. Y no existe ninguna sensación rara respecto de este dato; es aceptado por todos como algo normal.

Además, podemos añadir un dato habitual y general en encuestas de este tipo en cualquier país: las mujeres trabajan más tiempo en el hogar, 1 hora y 15 minutos más que los hombres, y tienen 35 minutos menos de ocio en casa.

*Burgard, S.A., J.A. Ailshire & N.M. Hughes. 2010. Gender and sleep duration among American adults. Population Studies Center research Report 09-693.