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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Estrógenos

Hace unos días comenté un trabajo que parecía demostrar que el principal estrógeno de la píldora, el EE2, no aparece en cantidades apreciables y peligrosas en el agua potable y, por tanto, no puede funcionar como disruptor endocrino y provocar cambios de sexo en peces y en otras especies. Los autores suponen que los estrógenos que actúan como disruptores provienen de otra de las muchas fuentes que vierten estos compuestos. Sin embargo, otros autores, con estudios enfocados de manera distinta, parecen demostrar, indirectamente, que el estrógeno de la píldora, por lo menos en algunos casos, es un disruptor endocrino. Dalma Martinovic y su grupo, de la Universidad de Minnesota en St. Paul, han estudiado si existe un ciclo diario de vertidos de estrógenos tomando muestras, cada dos horas durante tres semanas, en los efluentes que llegan a una depuradora de agua potable. Pasan las muestras de agua a acuarios y miden la cantidad de estrógenos por los efectos que estos producen en los peces de los acuarios. En concreto, miden los afectos sobre la puesta de huevos y sobre la concentración de hormonas reproductoras (vitelogenina) en la sangre.

Aunque los vertidos varían mucho de un día para otro, se observa un ciclo diario con un máximo en las muestras tomadas a las 10.00 horas, o sea, por la mañana. Martinovic y sus colegas no saben exactamente que estrógenos hay en el agua, sólo conocen su efecto sobre los peces y, por ello, tampoco conocen de donde vienen los estrógenos que provocan un pico a las 10.00 horas. Aunque, según ellos, se puede suponer a qué se debe pues tiene lugar poco después de que la mayoría de las personas se ha levantado de la cama.

Por su parte, Jon Hemming y sus colaboradores, del Servicio de Vida Salvaje y Pesca de Estados Unidos con sede en Panama City, Florida, han estudiado, con el mismo método de los efectos sobre peces en el laboratorio, las variaciones en la presencia de estrógenos a lo largo de un año en la ciudad de Denton, Texas. Esta ciudad, con 75000 habitantes, tiene dos universidades lo que supone que, a lo largo del año, su población crezca un 30% durante el curso, entre septiembre y junio. Es en invierno, cuando hay más estudiantes, cuando los efectos sobre los peces son mayores y, por tanto, cuando más estrógenos se vierten. De todos es sabido lo fogosos que pueden llegar a ser los universitarios y, siempre, es obligado tomar precauciones.

En resumen, que, aunque se ha dudado que el EE2 de la píldora esté en abundancia en el agua potable y actúe como disruptor endocrino, estos dos estudios demuestran que los estrógenos en el agua varían siguiendo ciclos claramente marcados por nuestra especie. Quizá los estrógenos culpables provengan de otras fuentes pero, en principio, el EE2 sigue siendo presunto culpable.

De todas formas, difícil será establecer qué compuestos son y de dónde proceden vistos los resultados del ingente trabajo de Chun Yang y su equipo de la empresa CertiChem, Inc., de Austin, Texas, que han analizado la presencia de posibles disruptores endocrinos en 455 recipientes de plástico que contenían alimentos y se comercializaban habitualmente. Trataron los envases con agua o alcohol o los pasaron por el microondas, el horno o el lavavajillas, y los extractos resultantes se pasaban por un cultivo de células que, en este caso, hacían la función de los peces de los estudios anteriores. Bueno, pues prácticamente todos los recipientes sueltan compuestos que pueden actuar como disruptores endocrinos, incluso aquellos que en su etiqueta aseguran que están libres de ellos. En fin, ya ven, este asunto de los disruptores va para largo.

*Hemming, J.M. y 9 colaboradores. 2004. Temporal and spatial variability in the estrogenicity of a municipal wastewater effluent. Ecotoxicology and Environmental Safety 57: 303-310.

*Martinovic, D. y 4 colaboradores. 2008. Temporal variation in the estrogenicity of a sewage treatment plant effluent and its biological significance. Environmental Science and Technology 42: 3421-3427.

*Yang, C.Z., y 4 colaboradores. 2011. Most plastic products release estrogenic chemicals: A potential health problema that can be solved. Environmental Health Perspectives doi:10.1289/ehp.1003220

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