Estar sano y parecerlo es importante en nuestro trato con los demás; somos una especie gregaria y social y todo mensaje que emitimos influye en el prójimo y en la opinión que pueda tener de nosotros. Esta opinión del grupo es esencial para nuestro bienestar e integración. Por ejemplo, parecer sano, y estarlo en último término, es importante para encontrar pareja. Sin embargo, no está muy claro en qué indicios nos basamos, ni de su validez y exactitud, para juzgar la salud de otras personas. Ian Stephen y sus colegas, de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, han estudiado la relación entre el aspecto sano del rostro de una persona y su salud real.
El color dorado de la piel y su luminosidad dan aspecto saludable, aunque no está claro el por qué o en que se basa esta relación. Aspecto dorado y luminosidad dependen de los pigmentos de la piel, en especial de la melanina y de los carotenoides. La melanina nos protege de la luz excesiva y activa el sistema inmune, pero su presencia exagerada interfiere en la síntesis de la vitamina D. Los carotenoides se han relacionado con la defensa inmune y la fotoprotección, además de la salud reproductora.
En un primer estudio, los autores ratifican que, pensamos, piel dorada y luminosa son síntoma de buena salud. Lo hacen según la opinión favorable de 31 negros de Sudáfrica y 32 blancos de Gran Bretaña, cada uno de ellos trabajando sobre rostros de su propia raza. Los voluntarios manipulan, en el ordenador, el aspecto dorado y la luminosidad de rostros hasta conseguir el aspecto más saludable. Los resultados son parecidos en ambos grupos y, sin importar la raza, a más dorada y más luminosa la piel, más salud.
El segundo estudio relaciona el aspecto dorado de la piel con la dieta. Ahora son 82 voluntarios de Gran Bretaña los que llenan un cuestionario exhaustivo sobre su dieta; a partir de los datos que proporcionan se calcula su ingesta de carotenoides. Después, con un espectrofotómetro, se mide el color dorado de la piel, haciendo un recorrido de longitudes de onda (esto parece indicar que el dorado de la piel tiene una longitud de onda entre 450 y 500 nanómetros). Además, este recorrido permite conocer aproximadamente cuanta melanina y cuanto carotenoide (alfa-caroteno, beta-caroteno, licopeno) hay en la piel. A la vez, 10 de los coluntarios toman un suplemento de beta-caroteno durante ocho semanas. La presencia de más carotenos aumenta el tono dorado de la piel, lo que implica que una dieta rica en frutas y verduras, rica por tanto en carotenos, da un aspecto saludable al rostro.
Sin embargo, queda por aclarar la intervención de la melanina pues se considera que el tono moreno de la piel como signo de salud. El estudio se hace con 22 británicos que manipulan, en el ordenador, rostros con dos filtros, uno para la melanina y otro para los carotenoides, hasta conseguir el aspecto más saludable. Para estos voluntarios, vuelven a ser los carotenoides los responsables del aspecto dorado, luminoso y, por tanto, saludable de la piel.
En conclusión, la dieta rica en frutas y verduras, con muchos carotenoides, nos hace más sanos, o sea, más bellos desde el punto de vista reproductivo y evolutivo. Demasiado fácil parece.
*Stephen, I.D., V. Coetzee & D.I. Perrett. 2010. Carotenoid and melanin pigment coloration affect perceived human health. Evolution and Human Behavior DOI:10.1016/j.evolhumbehav.2010.09.003