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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Neuronas espejo

Estaba muy animado el laboratorio de neurobiología de la universidad italiana de Parma hace unos veinte años. Llevaban un tiempo midiendo la actividad de determinadas neuronas del cerebro de los macacos cuando éstos hacían movimientos con las manos. Una mañana, mientras el jefe del grupo, Giacomo Rizzolatti vigilaba el equipo y el macaco se mantenía tranquilo observando lo que ocurría en el laboratorio, otro de los investigadores, Leonardo Fagassi, cogió del frutero un plátano de la comida del mono y se lo comió. Sorprendentemente, los electrodos se pusieron en marcha e indicaron que las neuronas del movimiento del mono estaban funcionando. Rizzolatti y Fagassi pensaron en algún error o en el fallo del equipo, pero no era así: cada vez que repetían el movimiento y el mono lo veía, las neuronas funcionaban. Y así nació el concepto de neuronas espejo.

Son aquellas neuronas que se activan cuando el sujeto ve y ejecuta la actividad que está viendo en otro individuo, sobre todo si este es de la misma especie. Captan a través de los sentidos y aquello que captan lo transforman en movimiento. En los monos, las neuronas espejo están implicadas en el aprendizaje por la observación e imitación de gestos y procesos. Se han estudiado en primates pero hasta hace muy poco no se habían determinado con exactitud en nuestra especie. Los autores del trabajo son Roy Mukamel y su grupo de la Universidad de California en Los Angeles. Han medido en 21 voluntarios la actividad de 1177 neuronas localizadas en la corteza cerebral temporal y frontal y sospechosas de ser neuronas espejo, mientras observaban en la pantalla de un ordenador a unos actores que sonríen, fruncen el ceño o cogen algún objeto con los dedos o con toda la mano, y también ante palabras que describen las acciones anteriores. Encuentran cuatro tipos de neuronas espejo que responden a diferentes estímulos. Hay que recordar que estas neuronas se activan al ver una acción y al reproducirla.

Hay neuronas que se activan cuando ven la acción pero no cuando la acción se repite. También hay neuronas que se activan sólo cuando la acción se repite y no cuando se ve. El tercer tipo de neuronas se activa cuando ve una acción y también cuando se repite otra acción, nunca la misma que se ha visto. Y, finalmente, el cuarto grupo de neuronas se activa con la observación y la ejecución de la misma acción. Es obvio que estos cuatro tipos de células nos dan un mecanismo de neuronas espejo en nuestra especie muy complicado, con sistemas múltiples de observación y de ejecución de la respuesta.

Al reseñar el trabajo de Mukamel, Christian Keysers y Valeria Gazzola, de la Universidad de Groningen en Holanda, destacan un hecho que, aunque se describe en el artículo, no se señala suficientemente y es la existencia de neuronas anti-espejo. Son aquellos que, tras la actuación de las neuronas que detectan la acción, evitan que haya una respuesta. Según Keysers y Gazzola, estas neuronas anti-espejo nos permiten repetir una acción mentalmente sin que el cuerpo se mueva. Está claro que el mecanismo de las neuronas espejo es más complicado que el simple “el mono vio al hombre comer un plátano” y sus neuronas se activaron. Hay otras neuronas que responden e, incluso, hay neuronas que impiden la respuesta. Esto ha llevado a la hipótesis de que, con suficiente aprendizaje y entrenamiento, las neuronas espejo puedan responder con acciones distintas a la observada. Por ejemplo, en un coro que observa y obedece, con cantos, a los movimientos de su director. Esto es lo que ha estudiado María Eugenia de Chazal, de la Universidad de Tucumán, en Argentina.

Los directores de coro utilizan su cuerpo, con el movimiento de los dedos, manos y brazos, el tronco, la cabeza y gestos faciales, para transmitir información tanto de la obra musical concreta que se esté interpretando como del énfasis y energía de la propia interpretación. De Chazal estudia los movimientos del director y la interpretación de un coro de 25 jóvenes, de 18 años de edad y con experiencia coral, cuando interpretan Cantantibus organis, una canción dedicada a Santa Cecilia, patrona de la música.

Es evidente que el director consigue una interpretación más o menos enérgica según la fuerza de sus movimientos. Según el trabajo de De Chazal, las neuronas espejos se activan en los miembros del coro al ver los movimientos del director, como si ellos repitiesen el movimiento e, incluso, algunos lo esbozan, sobre todo con la cabeza y el tronco (¿Recuerdan a Whoopi Goldberg en Sister Act?). Pero su entrenamiento implica un control del movimiento físico y una respuesta que se denomina de “resíntesis corporeizada”, es decir, llevan a cabo una acción distinta que, en este caso, es cantar. Y lo hacen con la fuerza, la violencia, de los movimientos del director.

*De Chazal, M.E. 2010. Incidencia de los gestos del director en el resultado sonoro del coro: un estudio comparativo. Actas IX Reunión de la Sociedad Argentina para las Ciencias Cognitivas de la Música, p. 257-263.

*Keysers, C. & V. Gazzola. 2010. Social neuroscience: Mirror neurons recorded in humans. Current Biology 20: R353-R354.

*Mukamel, R., A.D. Ekstrom, J. Kaplan, M. Iacoboni & I. Fried. 2010. Single-neuron responses in humans during execution and observation of actions. Current Biology 20: 750-756.

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