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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Invasiones biológicas

Toda especie, animal o vegetal, tiene su particular y concreta área de distribución. A veces ocurre que juveniles de una especie, si su entorno habitual está superpoblado, que se dispersan fuera de su área de distribución y, si encuentran un hábitat favorable, se establecen y, entonces, el área de distribución de la especie se amplía. Otra cosa es una invasión biológica. La especie no sólo amplía su área de distribución y se establece sino que, además, tienen un aumento explosivo de individuos y afecta negativamente a los ecosistemas invadidos.

Para hablar de invasiones biológicas en nuestro entorno, podemos empezar por una especie que escapó, el visón americano (Neovison vison). Jabi Zabala, del Centro de Biodiversidad de Euskadi en Busturia, Iñigo Zuberogoitia, de E.M. Icarus SL de Logroño, y José Antonio González Oreja, de Neiker-Tecnalia en Derio, nos cuentan su historia. El visón americano llegó a España en los años veinte para la cría y aprovechamiento de la piel. En general, se le confinó en criaderos aunque, en algunos casos, se le soltó al entorno para que se estableciese. Pronto las poblaciones salvajes prosperaban por toda Europa. Es una animal feroz y competitivo, más grande que el visón europeo, al que derrota y expulsa de su hábitat; además, diezma las poblaciones de invertebrados, peces, pájaros y mamíferos de pequeño tamaño.

El control y eliminación de esta especie, fácil en una isla, cuesta más trabajo en el continente y hay administraciones que lo han dejado por imposible. Sin embargo, Jabi Zabala y su grupo han ensayado un sistema de gestión de la población de visón americano que existe en la cuenca del río Butrón, en Bizkaia. Esta especie se conoce en la cuenca desde 1993, aunque se sospecha que procede de un criadero que cerró en los ochenta.

Los investigadores dividieron la cuenca en cuatro tramos y colocan 40 tramos en cada tramo (cebadas con sardinas en aceite) que van rotando de uno a otro, cada dos semanas y durante dos meses. En total son 2242 muestreos en 232 sitios. Capturan 31 visones, de ellos 15 son hembras. Hay varios métodos de calcular la población total a partir de las capturas, número de muestreos, época del año y otros datos; según esos métodos, la población total oscila entre 49 y 70 visones. Según estos resultados, los autores aseguran que es posible controlar e, incluso, erradicar sin un gasto excesivo, la población de visones americanos de la cuenca del Butrón.

Con las plantas ocurre como con los animales, también invaden y, como hemos visto con el visón americano, con la inestimable ayuda de nuestra especie para los largos desplazamientos. Ya en 2004, el grupo de Mercedes Herrera y Javier Loidi, del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea de Leioa, publicó un catálogo con las especies de plantas invasoras en las zonas costeras, con un total de 54 especies. Entre ellas destaca por el número, la extensión y el porte tan espectacular, la cortadera o carrizo de la Pampa (Cortaderia selloana). En el campo llama la atención por sus vistosas y densas inflorescencias, casi siempre de color blanco, sobre cañas que pueden alcanzar los cuatro metros de altura y que se conocen como plumeros.

La cortadera llegó a Europa como planta ornamental entre los siglos XVIII y XIX, y la primera Cira como planta asilvestrada corresponde a 1953 en la bahía de Santander. Por su hábitat natural en la Pampa, las áreas más apropiadas para su invasión en la Península Ibérica son la cornisa cantábrica y Galicia. Se extiende aprovechando desmontes y cunetas y movimientos de tierras en obras públicas; desde el punto de vista ecológico, lo más dañino es la invasión de prados, arenales costeros y marismas. Compite y domina, por su porte, a las plantas nativas; altera el paisaje, aumenta el riesgo de incendios y es difícil de erradicar. Ni siquiera el ganado más duro es capaz de ingerirla a causa de sus hojas largas, delgadas y de bordes dentados capaces de provocar heridas, y de ahí su nombre popular de cortadera. Según Mercedes Herrera, el método más eficaz de control y eliminación de la cortadera son los herbicidas y la siega, el corte de plumeros y el arranque manual o mecánico. No es fácil, el arranque debe ser completo para que la planta no retoñe y los herbicidas no se deben usar en ecosistemas problemáticos. Están en marcha proyectos para encontrar un mejor método de eliminación.

*Campos, J.A. & M. Herrera. 2008. El carrizo de la pampa en la cornisa cantábrica. En “Invasiones biológicas”, p. 165-169. Ed. por M. Vilà y otros. CSIC. Madrid.

*Campos, J.A., M. Herrera, I. Biurrin & J. Loidi. 2004. The role of alien plants in the natural coastal vegetation in central-northern Spain. Biodiversity and Conservation 13: 2275-2293.

*Zabala, J., I. Zuberogoitia & J.A. González. 2010. Estimating costs and outcomes of invasive American mink (Neovison vison) management in continental areas: a framework for evidence based control and eradication. Biological Invasions 12: 2999-3012.

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Por Eduardo Angulo

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