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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Moralidad

Hay asuntos que nos dejan “mal sabor de boca”, y no nos hacemos ni idea de la razón que tenemos. Hanah Chapman y su grupo, de la Universidad de Toronto, han investigado el origen de la moralidad en nuestra especie y, como conocían aquella expresión del “mal sabor de boca”, pues fotografiaron a los participantes en el experimento después de beber líquidos dulces, neutros (agua), ácidos, amargos o salados, y compararon las fotografías con otras tomadas después de ver imágenes que provocan asco o disgusto como un retrete sucio o heridas sangrantes. Además, tanto en un caso como en otro, consiguen electromiografías de los músculos de la cara en el momento de beber el líquido o de ver la imagen correspondiente. Sobre todo interesan los músculos que levantan el labio superior y los que arrugan la nariz. Son, según los autores, los músculos que provocan la expresión de la cara que indica tanto mal gusto por lo bebido como disgusto (moral) por la imagen observada.

Las personas que intervienen en el experimento hacen movimientos faciales semejantes en respuesta al asco a la bebida, que es indudablemente un mecanismo evolutivo muy antiguo, y en respuesta al disgusto moral ante una imagen desagradable que, en principio, supone un mecanismo de comunicación y defensa más moderno. Sin embargo, es habitual que la evolución utilice (perdonen esta manera de hablar tan finalística) mecanismos anteriores en procesos que son novedad. Por tanto, utilizamos nuestro primitivo sistema de evitar comer o beber algo peligroso para exhibir nuestro disgusto moral ante hechos que nos repugnan.
Y ahora, supongamos que ya tenemos una base moral para juzgar si hacemos bien o estamos equivocados. Quizá partiendo de esa base, la especie humana llegó a la experiencia espiritual y a la religión, que aparecen en todo tiempo y cultura y únicamente en la especie humana. Pero la relación entre moralidad y religión no es fácil de desentrañar: para algunos, no hay moralidad sin religión, pero para otros, la religión es sólo una de las maneras en que se expresa la moralidad. Sin embargo, según Ilkka Pyysiäinen y Marc Hauser, de las universidades de Helsinki y Harvard respectivamente, sostienen que, en ausencia de un transfondo religioso, los individuos no muestran un juicio moral diferente ante problemas que se les presentan como nuevos. O sea, que los juicios morales intuitivos de lo que es correcto o equivocado operan independientemente de los compromisos religiosos explícitos. Y, en conclusión, los autores proponen que la religión surge de algo que ya existía, la moralidad como adaptación evolutivamente más antigua.
*Chapman, H.A., D.A. Kim, J.M. Susskind & A.K. Anderson. 2009. In bad taste: Evidence for the oral origins of moral disgust. Science 323: 1222-1226.
*Pyysiäinen, I. & M. Hauser. 2010. The origins of religion: evolved adaptation or by-product? Trends in Cognitive Sciences 14: 104-109.

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Por Eduardo Angulo

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