Claro, todos los expertos dicen que la epidemia de obesidad que, por lo visto, padecemos, se debe a que comemos mal: faltan en nuestra dieta frutas frescas y verduras, productos lácteos desnatados y alimentos con más fibra. Aquí la obesidad dicen que va a más pero, en Estados Unidos, nos cuentan que es un verdadero desastre. Pero, como proponen Manuel Franco y su grupo, de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, nosotros quizá queremos comer mejor pero, la verdad, no encontramos esos productos saludables que nos recomiendan. Los autores estudiaron las diferencias para encontrar estos buenos alimentos en 159 barrios de Baltimore y sus alrededores y en las 226 tiendas que venden comida en esos barrios.
El 43% de los barrios negros y el 46% de los barrios pobres están en el tercio de barrios que tiene peor disponibilidad de buenos alimentos. Por el contrario, los barrios blancos y los de mayores ingresos sólo aparecen, en ese tercio peor en disponibilidad, con el 4% y el 13%, respectivamente. En los barrios negros respecto a los barrios blancos hay mucha menor oferta de buenos alimentos en general y, en concreto, en los supermercados. En conclusión, en los barrios negros y en los barrios pobres, que a menudo coinciden, la oferta de alimentos es mucho menos saludable que en los barrios blancos y en los barrios ricos, que también suelen coincidir.
No crean que esto sólo ocurre en Baltimore, que va, se extiende por todo el país. Nicole Larson y sus colegas, de la Universidad de Minnesota en Minneapolis, han revisado los 59 trabajos publicados sobre este asunto entre 1985 y 2008. Las conclusiones son que tienen un menor índice de obesidad los que viven en barrios con buen acceso a supermercados y con pocas tiendas de “chuches”. Aunque no está tan claro, si hay menos restaurantes de comida rápida la salud es mejor y la obesidad, menor. Los habitantes de barrios pobres, de barrios de minorías raciales y de zonas rurales tienen menos acceso a alimentos sanos. Y, al contrario, los barrios pobres y de minorías tienen mayor acceso a restaurantes de comida rápida.
Andrew Rundle y su equipo, de la Universidad Columbia de Nueva York, añaden un dato más a lo dicho hasta ahora. Hacen un seguimiento de 13102 neoyorquinos y de sus barrios, estudiando las tiendas de alimentación en un círculo de media milla de radio alrededor del domicilio; se considera que esta distancia es paseable y permite ir de compras a pie. Los resultados son similares a los encontrados pero, para ayudarnos a entender la epidemia de obesidad, hay que resaltar, como dato nuevo, que encuentran 31 restaurantes de comida rápida y tiendas de “chuches” por kilómetro cuadrado y, en cambio, sólo hay cuatro de comida sana para la misma superficie. La gente no come lo que debe comer porque los alimentos sanos casi ni existen o, por lo menos, no son muy accesibles. Por lo visto, ya quisiéramos comer más sano, pero no nos dejan, no nos dan facilidades,… no tenemos culpa de nada.
*Franco, M., A.V. Diez Roux, T.A. Glass, B. Caballero & F.L. Brancati. 2008. Neighborhood characteristics and availability of healthy foods in Baltimore. American Journal of Preventive Medicine 35: 561-567.
*Larson, N.I., M.T. Story & M.C. Nelson. 2009. Neighborhood environments. Disparities in access to healthy foods in the U.S. American Journal of Preventive Medicine 36: 74-81.
*Rundle, A., K.M. Neckerman, L. Freeman, G.S. Lovasi, M. Purciel, J. Quinn, C. Richards, N. Sircar & C. Weiss. 2009. Neighborhood food environment and walkability predict obesity in New York City. Environmental Health Perspectives 117: 442-447.