Hoy voy a exponer un interesantísimo experimento del equipo de Stephan Bolliger, de la Universidad de Berna en Suiza, aplicable a nuestra vida cotidiana y que, además, ha ganado el Premio (Ig)Nobel de la Paz de 2009 (por cierto, juraría que esta concesión sigue la misma línea de “Paz” que el Nobel de la Paz concedido a Obama). En fin, lo que se trata de determinar en este experimento es si es mejor para nuestro cráneo que nos golpeen con una botella de cerveza llena o vacía. Se entiende el interés de Bolliger y sus colegas puesto que son médicos forenses (es obvio que a la doctora Temperance Brennan también le interesaría una investigación como esta).
Para ello utilizaron 10 botellas, seis vacías y cuatro llenas, de medio litro, de la cerveza Feldschlösschen, de Rheinfelden, en Suiza, como la que se ve en la imagen.
En el experimento, en vez de golpear el cráneo con la botella, se hace lo contrario, o sea, algo así como golpear la botella con el cráneo. Se pega a cada botella, con yeso, una placa de madera de pino de tal manera que madera más yeso reproduzcan la resistencia a los golpes y la estructura de nuestra cabeza. A continuación, se coloca la botella en un baño para niños y se deja caer sobre ella una bola de acero de un kilogramo de peso desde alturas que van desde los dos hasta los cuatro metros. El peso de la bola más la altura nos proporcionan la fuerza con la que la bola golpea la botella o, al contrario, la fuerza con la que la botella golpearía la bola de acero (aquí, si estuviera en clase, preguntaría a ver si alguien ha entendido algo).
Bien, aunque no se entienda el experimento, expongo los resultados. Las botellas vacías se rompen con un golpe de, como mucho, 30 julios (o joules, unidad de trabajo que es el trabajo realizado por una fuerza constante de un newton en un desplazamiento de un metro; y un newton es una unidad de fuerza y es la fuerza necesaria para proporcionar una aceleración de 1 metro por segundo al cuadrado a un kilogramo de masa), mientras que la botella vacía aguanta hasta el golpe de 40 julios.
En resumen, experimento, chismes y unidades aparte, la botella llena se rompe a los 30 julios, o sea que no nos pueden golpear con más de esa fuerza, mientras que la botella vacía aguanta hasta los 40 julios y, claro está, a más golpe, más daño para nuestro cráneo. No crean, estos resultados no van contra la lógica de nuestro sentido común. Una botella de cerveza llena pesa 898 gramos y una vacía 391 gramos, lo que implica que una botella llena golpea con un 70% más de energía, debido a su peso, que una vacía y, aunque se rompa antes, esta diferencia implica que se necesita mucha menos fuerza muscular con una botella llena (sólo hace falta levantarla y dejarla caer; por eso son tan peligrosas las botellas de agua llenas en los estadios de fútbol, y también por eso, a veces sólo dejan entrar si la botella va sin tapón) que con una botella vacía, que se romperá con más fuerza, pero necesitará un golpe muchísimo más fuerte (un 70%) para producir el mismo daño.
Los autores añaden que es conocido que una fractura de cráneo se produce con golpes que van desde los 14.1 hasta los 68.5 julios, con lo que las cifras obtenidas en el experimento con las botellas entrarían en este rango. Sin embargo, en una réplica al artículo de Bolliger, Burkhard Madea y Eberhard Lignitz, de la Universidad de Bonn, comentan que en su experiencia, es difícil causar una fractura de cráneo fatal con una botella: de los diez casos de golpes con botella que han llegado a sus manos, sólo en dos había fractura de cráneo. Además, intentaron conseguir fracturas de cráneos postmorten en 20 cadáveres y no lo consiguieron. Por tanto, de treinta caso, sólo dos; como se ve, no es algo muy habitual a pesar del uso frecuente de las botellas de cerveza en las peleas de bar.
*Bolliger, S.A., S. Ross, L. Oesterhelweg, M.J. Thali & B.P. Kneubuehl. 2009. Are full or empty beer bottles sturdier and does their fracture-threshold suffice to break the human skull? Journal of Forensic and Legal Medicine 16: 138-142.
*Madea, B. & E. Lignitz. 2009. A response to “S.A. Bolliger, S. Ross, L. Oesterhelweg, M.J. Thali & B.P. Kneubuehl. Are full or empty beer bottles sturdier and does their fracture-threshold suffice to break the human skull?” {Journal of Forensic and Legal Medicine 16 (2009) 138-142}.