Como estoy hundido en la depresión post gripe A y el virus H1N1 me ha abandonado por otro huésped más sano y receptivo pues me dije, vamos a buscar un tema alegre para este post, a ver si me animo. O sea, que voy a escribir sobre mortalidad. Fíjense qué alegría.
Acaba de publicarse un artículo de Matthew Falagas y su equipo, del Instituto Alfa de Ciencias Biomédicas de Atenas, que trata sobre la mortalidad a lo largo del año en varios países de la cuenca mediterránea, partiendo de la hipótesis de que los humanos, como especie que se formó en el centro de África, estamos hechos para una temperatura media de unos 25ºC y, en consecuencia, los episodios de calor o de frío no nos sientan nada bien y aumentan la mortalidad. Los autores revisaron la mortalidad, como porcentaje medio a lo largo del año y durante los últimos 2 a 27 años según el país, en Grecia, Chipre, Francia, Italia y España, y para comparación con los anterios países, en Suecia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Los autores ya habían detectado, en Grecia, que las visitas de pacientes estaban disminuyendo en septiembre durante los últimos 10 años. Ahora, con los datos de mortalidad, descubren que en los países mediterráneos, en todos incluida España, las muertes disminuyen en septiembre. El menor número de muertes en Suecia y en Norteamérica es en agosto, y en Japón, en julio. En cambio, en el hemisferio sur, en Australia tienen lugar en marzo y en Nueva Zelanda en febrero.
En resumen, la mortalidad es menor a final del verano en todos los países, incluyendo el hemisferio sur donde coincide con febrero y marzo. Según los autores, quizá se debe a la disminución del calor al final del verano, a los efectos benéficos antiestrés de las vacaciones, a pesar del tan manido efecto depresivo postvacacional, o, más en concreto, al efecto saludable de la vitamina D producida por la exposición al sol y al aire libre durante las vacaciones.
Véis, esto comenzaba mal, con eso de la mortalidad en septiembre pero no ha sido tanto; incluso, ahora podemos dar un margen al optimismo por el dato de que, en nuestro país, la mortalidad es menor en septiembre; vamos, en lo poco que nos queda de septiembre.
*Falagas, M.E., D.E. Karageorgopoulos, L.I. Moraitis, E.K. Vouloumanou, N. Roussos, G. Peppas & P.I. Rafailidis.2009. Seasonality of mortality: the September phenomenon in Mediterranean countries. Canadian Medical Association Journal DOI:10.1503/cmaj.090694