Primer lunes después del primer martes de la vuelta de vacaciones. Cuesta lo suyo. Quizá lo mejor sea olvidar. Hace ya tiempo publiqué un post sobre el orgasmo masculino en el que afirmaba que, después (del orgasmo, claro está), se producía una amnesia global transitoria. Es una buena manera de olvidar, pero, excepto para Supermán (supongo), de difícil aplicación durante horas. Aquí presento otro sistema que creo alcanza para más tiempo. Lo han estudiado Alberto Crego y sus colegas, de la Universidad de Santiago de Compostela, en 95 universitarios de primer año, de 18 a 20 años y, de ellos, 42 que se emborrachan y 53 que no, por lo menos habitualmente. Los 42 que beben están elegidos porque lo hacen en fin de semana seguido de una semana de abstinencia, con la resaca típica del día siguiente: en resumen, son los seguidores del método de socialización denominado popularmente como el “botellón”. A estos jóvenes se les estudió el electroencefalograma a la vez que se les asignaba una tarea visual que implicaba un uso importante de la memoria.
Todos los universitarios consiguieron los mismos resultados, pero los que se emborrachan en fin de semana tienen que dedicar más atención y más esfuerzo para completar la tarea. Como el cerebro joven se sigue desarrollando por lo menos hasta los 25 años, este patrón de consumo de alcohol puede tener consecuencias a largo plazo que, en estos consumidores intermitentes, todavía no se ha estudiado. Crego y su grupo pretenden realizar un seguimiento de estos universitarios dentro de dos años y, quizá, durante más tiempo.
Prácticamente los mismos resultados han obtenido Pierre Maurage y su grupo, de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, en el estudio de 462 estudiantes dedicados a beber los fines de semana. Es obvio que este es un comportamiento que se extiende entre los universitarios europeos y que es copia, como no podía ser de otro modo, del modo de beber de los estudiantes de las residencias de estudiantes de Estados Unidos.
*Crego, A., S. Rodríguez Holguín, M. Parada, N. Mota, M. Corral & F. Cadaveira. 2009. Binge drinking affects attentional and visual working memory processing in young university students. Alcoholism: Clinical and Experimental Research DOI:10.1111/j.1530-0277.2009.01025
*Maurage, P., M. Pesenti, P. Philippot, F. Joassin & S. Campanella. 2009. Latent deleterious effects of binge drinking over a short period of time revealed only by electrophysiological measures. Journal of Psychiatry and Neuroscience 34: 111-118.