En Anthrozoos, en la misma revista y número en que se bautizaba a las vacas con la sana intención de que dieran más leche, Richard Coss y su grupo, de la Universidad de California en Davis, escriben sobre el comportamiento de la especie humana cuando alguno de sus miembros es atacado por un puma (Puma concolor). Para ello, Coss y sus colegas estudian 185 ataques de pumas documentados en Estados Unidos y Canadá entre 1890 y 2000. Al analizar los datos, destaca que los pumas hacen más o menos daño según el comportamiento del humano atacado. Los autores relacionan los ataques con resultado de muerte, con heridas graves, con heridas leves y sin heridas, con la edad, el número de personas del grupo atacado, la postura del cuerpo y la acción emprendida, que puede ser hacer ruido, correr o disparar.
La edad y el número de individuos (aunque parece que es mejor ser dos o más) no influyen en los resultados del ataque. La velocidad a la que el atacado escape parece que no influye aunque, si se queda inmóvil, aumenta la probabilidad de ser herido gravemente (43%) y baja la probabilidad de escapar ileso (26%). Más o menos, la mitad de los que corren, sea rápido o lento, consiguen escaparse y, en general, correr es buena idea pues los ataques con resultado de muerte aumentan sólo un poco (hasta el 28%) en comparación con los que se quedan quietos (el 23%). Es evidente que la mitad de los que corren, escapan, y por ello, los autores del artículo suponen que los pumas, al notar que la persona atacada permanece inmóvil, piensan que no se ha enterado de su presencia y que, por lo tanto, es presa fácil.
Existe una teoría sobre la evolución del miedo que afirma las ventajas del terror que nos mantiene inmóviles ante la presencia del depredador, suponiendo que éste nos cree otra cosa, quizá un árbol, se confunde y se va a por otra presa. Está claro que esto no ocurre con los pumas; si se encuentra con alguno, corra lo más rápido posible. Lo dicen los científicos. Y quizá se salve, sólo quizá.
*Coss, R.G., L.E. Fitzhugh, S. Schmid-Holmes, M.W. Kenyon & K. Etling. 2009. The effects of human age, group composition, and behavior on the likelihood of being injured by attacking pumas. Anthropos 22: 77-87.