Por lo que dicen las encuestas, uno de cada seis estadounidenses tienen la vejiga hiperactiva. Y tener una vejiga hiperactiva obliga a orinar más veces. En los hombres, sobre todo a partir de cierta edad, la próstata, que se encuentra después de la vejiga en el camino de la orina hacia el exterior, aumenta de tamaño y provoca la contracción involuntaria de los músculos de la vejiga y la urgencia de orinar. Elizabeth Rickenbacher y su grupo, de Hospital Infantil de Philadelphia, provocan en ratas la contracción de la vejiga por medio de una operación quirúrgica que casi obstruye el paso de la orina por la próstata. En trabajos anteriores, habían detectado que lo que ocurría en la vejiga llegaba al cerebro en zonas muy concretas que determinaron: el núcleo de Barrington y el locus ceruleus (no vamos a entrar en detalles de su ubicación y estructura; para el caso, no merece la pena).
Si se obstruye la salida de la vejiga, ambas zonas del cerebro comienzan a tener una conducta anormal. En concreto, dos semanas después de la operación, el locus ceruleus alcanza una actividad muy alta que afecta, según el electroencefalograma, a la corteza cerebral, es decir, a la zona que gobierna las funciones de más alto nivel. Por ejemplo, en la especie humana, una actividad muy alta en la corteza supone dificultades para dormir, hiperactividad, ansiedad y dificultad para concentrarse.
Los autores concluyen que se necesitan más estudios, en nuestra especie (y más en mi sexo), para determinar si los cambios en la conducta son similares a los que describen en las ratas.
En resumen, la próstata molesta a la vejiga, la vejiga se hiperactiva, se orina mucho más, todo el asunto llega al cerebro y, sobre todo, a la corteza cerebral y ésta, condicionada por la vejiga, duerme mal y pierde la tranquilidad y la concentración. Y todo por orinar de más, sobre todo de noche. Así concluyen Elizabeth Rickenbacher y sus colegas. No puedo aconsejar a los lectores que meen menos; seguramente no sería muy sano y, además, mear es inevitable y, a menudo, urgente. Salud.
*Rickenbacher, E., M.A. Baez, L. Hale, S.C. Leiser, S.A. Zderic & R.J. Valentino. 2008. Impact of overactive bladder on the brain: Central sequelae of a visceral pathology. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 105: 10589-10594.