Olemos mucho, hasta 1 billón de aromas, según recientes investigaciones, y, además, nuestro psicólogo preferido, Nicolas Guéguen, de la Universidad del Sur de Bretaña, nos dice que muchos de esos olores tienen un impacto positivo en nuestras conductas, emociones y capacidades cognitivas. Y, si es así, y sabiendo, como sabe Guéguen, que hay estudios que han demostrado que los olores influyen en el juicio que los consumidores hacen sobre los productos que van a comprar o, incluso, sobre el local comercial en el que entran, se pregunta si algo parecido ocurre en una floristería, tienda que, se supone, está llena de aromas. Se propone averiguar si el olor de la tienda provoca que más clientes compren y que, además, se gasten más en lo que compran.

Los que intervienen en este estudio son 100 compradores de una floristería situada en las afueras de una gran ciudad del oeste de Francia. Para aromatizar la tienda, Guéguen y sus colegas utilizan el aroma de la lavanda que, con ayuda de un difusor eléctrico de fragancias, se distribuye por el local. Las observaciones se hacen por la mañana o por la tarde, nunca durante todo el día, y en miércoles o jueves de finales de diciembre. Se anota el número de clientes que compran flores o plantas y cuánto dinero se gastan.

Con olor a lavanda, el porcentaje de clientes que entran en la tienda y compran es del 98% que, sin olor a lavanda, baja al 84%. El dinero que gastan, de media, es de 76.12 € con olor a lavanda, y de 61.77 € sin lavanda.

Está claro, el buen olor anima a gastar y, por si esto fuera poco, además anima a gastar más. Ojo con los ambientadores de los locales comerciales.

*Jacob, C., J. Stefan & N. Guéguen. 2013. Ambient scent and consumer behavior: a field study in a florist’s retail shop. International Review of Retail, Distribution and Consumer Research doi: 10.1080/09593969.2013.821418