La calidad e intensidad de los alimentos en nuestra percepción de su gusto están influenciadas por el color de lo que comemos y bebemos e, incluso, del recipiente que los contiene. As-i, por ejemplo, una bebida fría quita más la sed en un vaso azul que en uno verde, amarillo o rojo. Pues bien, nuestro psicólogo bretón Nicolas Guéguen se pregunta si el color del recipiente también cambia la percepción de la calidez de la bebida, y lo va a experimentar con café y universitarios.
Trabaja con 120 estudiantes, mitad y mitad chicos y chicas, con edades de 18 a 20 años y edad media de 18.8 años. Todos ellos declaran ser bebedores de café. En el experimento creen que van a evaluar una marca de café nueva. Entran en una habitación, que se mantiene a 23ºC, en la que hay una mesa con cuatro tazas de café de diferentes colores: rojo, azul, amarillo y verde. La bebida se sirve a 40ºC. Entre otras cosas, tienen que indicar cual de las trazas tienen el café más caliente.
El 38.3% de los voluntarios declara que el café de la taza roja es el que está más caliente. Solo el 28.3% dice que el café más caliente está en la taza amarilla; el 20.0% lo dice de la taza verde; y, finalmente, en la taza azul lo encuentra el 13.3%. No hay diferencias entre sexos.
Ya ven, hay casi cuatro veces más voluntarios que aseguran que el café más caliente está en la taza roja que en la azul. Recuerden que se daba el resultado contrario con la bebida fresca para quitar la sed, allí era mejor el vaso azul y el rojo era el que menos lo conseguía. En fin, que, para beber, el rojo es el color más cálido y el azul el más fresco.
*Guéguen, N. & C. Jacob. 2014. Coffee cup color and evaluation of a beverage’s “warmth quality”. Color Research and Application 39: 79-81.