Dedicado a la Señora Carmen, en agradecimiento por sus riquísimas (y saludables) almendras saladas
Picar algo de vez en cuando ya se ha convertido en una parte importante de los alimentos que ingerimos. Y va en aumento según nos cuentan Richard Mattes y su grupo de la Universidad Purdue de West Lafayette, en Estados Unidos. Las últimas encuestas publicadas, de 2006, revelan que el 97% de los estadounidenses toma, por lo menos, un snack al día y que lo habitual es picar, de media, 2.2 snacks por día. Se ha pasado de un picoteo de 165 calorías al día en 1977 a 264 calorías en la actualidad.
Uno de los picoteos más típicos son las almendras saladas, ricas en nutrientes como grasas monosaturadas, magnesio, proteínas, vitamina E y fibras pero, también, muchas calorías con un alto contenido y un exceso de sodio. Estudiar los efectos que producen las almendras saladas como snack es una línea de investigación para el grupo de Richard Mattes.
En un primer trabajo, trabajan con 24 voluntarios que toman almendras saladas todos los días durante diez semanas y dejan de tomarlas durante las siguientes diez. Se les toman datos de peso, altura, Índice de Masa Corporal (IMC), metabolismo, grasa corporal, ejercicio físico y dieta. Los resultados demuestran que después de las diez semanas tomando almendras no hay cambios en el peso, en el IMC o en la grasa corporal total y abdominal.
Poco después, Mattes inició otro estudio para controlar mejor la ingestión de las almendras saladas. Intervinieron 137 voluntarios, con 89 mujeres, de 18 a 60 años, con una edad media de 30 años y, además, parte de ellos con peso normal y un IMC entre 18 y 25 y otra parte con sobrepeso y obesos, con un IMC mayor que 27. Se dividen en cinco grupos para el experimento que dura cuatro semanas. Uno de los grupos no toma almendras y funciona como control; y los otros cuatro grupos toman 45 gramos de almendras (más o menos unas dos docenas de almendras) en el desayuno o en la comida o a media mañana o a media tarde. En los voluntarios se toman datos como la altura, el peso, el IMC, el diámetro de la cintura, la presión sanguínea, la grasa corporal y un análisis de sangre completo incluyendo azúcar y colesterol. Además, se les pregunta por el apetito que sienten y si se sienten llenos o con hambre.
Los resultados muestran que disminuye el azúcar en sangre y aumenta la vitamina E y las grasas monosaturadas. Además, la toma de almendras saladas, sobre todo como snack a media mañana o media tarde, no afecta al peso de los voluntarios que, además, declaran que se sienten saciados y no tienen hambre. Según Mattes, esta es la razón de que las almendras saladas, a pesar de sus calorías, no provoquen un aumento de peso. Los voluntarios, al sentirse llenos, comen menos y regulan su peso sin ser conscientes de ello.
*Hollis, J. & R. Mattes. 2007. Effects of chronic consumption of almonds on body weight in healthy humans. Bristish Journal of Nutrition 98: 651-656.
*Tan, S.Y. & R. Mattes. 2013. Appetitive, dietary and health effects of almonds consumed with meals or as snacks: a randomized, controlled trial. European Journal of Clinical Nutrition 67: 1205-1214.