El 2 de abril se celebró el Día Mundial de Concienciación del Autismo, y el día 18 de junio, el Día del Orgullo Autista. Vamos a celebrarlos y, para ello, vamos a repasar dos publicaciones recientes sobre el comportamiento de los niños autistas y de sus padres. Tratan del ejercicio físico, los deportes y los juegos y, ya es conocido, estas actividades ayudan a la salud fisiológica y psicológica de los niños, sean autistas o no. Vamos con el primer estudio, dirigido por Linda Bandini, de la Universidad de Boston, y profundiza en el ejercicio físico de los niños autistas.
Trabaja con 53 niños autistas y 58 niños con comportamiento típico, con edades de 3 a 11 años, 6.7 años de edad media y el 80% son chicos. Para cuantificar el tiempo que los niños dedican a una actividad física que los autores definen de moderada a fuerte, les colocan un acelerómetro o sensor que detecta el movimiento y la intensidad del movimiento. Además, los padres rellenan un cuestionario sobre la actividad física organizada en deportes o desorganizada en juegos que hacen sus hijos. Por ejemplo, les preguntan por su participación a lo largo de un año en béisbol, baloncesto, ciclismo, atletismo, fútbol y así hasta 17 deportes.
La actividad física moderada o fuerte que revela el acelerómetro es parecida en ambos grupos de niños, con 50 minutos al día en autistas y 57 minutos en los controles. Sin embargo, la encuesta a los padres sobre las actividades físicas de sus hijos da resultados que no coinciden con lo anterior. Así, los padres de niños autistas declaran que, a lo largo del año, sus hijos participan, como media, en 6.9 deportes mientras que los padres de los niños no autistas dicen que sus hijos participan en 9.6 deportes, es decir, casi un tercio más. Y con el tiempo dedicado a deportes pasa algo parecido: los niños autistas, según sus padres, les dedican 158 horas anuales y los niños controles 225 horas anuales y, de nuevo, es un tiempo superior a un tercio más.
En resumen, la actividad física directamente medida es parecida en niños autistas y convencionales pero, según sus padres, los autistas dedican menos tiempo al deporte. Como dice Linda Bandini, algo falla en esta investigación y propone que son los cuestionarios.
El segundo artículo lo han publicado Stephanny Freeman y Connie Kasari, de la Universidad de California en Los Angeles, y trata de los juegos de los autistas, pero no de los propios niños sino del comportamiento de sus padres.
Son 32 niños, 16 de ellos autistas, con 4 chicas y 49.5 meses de edad media, y otros 16 niños convencionales, con 7 niños y 28.5 de edad media. Para estudiar la relación de los niños con sus padres durante el juego, se les coloca juntos en una habitación con una mesa, un par de sillas y muchos juguetes habituales, durante 10 minutos, y se graba su comportamiento en video que, después, estudiarán y catalogarán Freeman y Kasari.
En losa resultados es evidente que los padres de niños autistas inician los más que los padres de niños convencionales y más que sus propios hijos. Además, una vez iniciado el juego, este dura casi el doble de tiempo que el juego entre niños típicos y sus padres. Por otra parte, la respuesta al juego con sus hijos autistas, sus padres mantienen siempre una intensidad alta y no variable como ocurre entre niños convencionales y sus padres.
*Bandini, L.G. y 7 colaboradores. 2012. Comparison of physical activity between children with autism spectrum disorders and typically developing children. Autism DOI:10.1177/1362361312437416
*Freeman, S. & C. Kasari. 2013. Parent-child interactions in autism: Characteristics of play. Autism 17: 147-161.