En recuerdo y homenaje de la profesora Lydia Zapata, de la UPV/EHU en Vitoria-Gasteiz, que nos enseñó como se construyó nuestro país. El artículo que vamos a revisar es el último que escribió.
La Arqueobotánica nos ayuda a conocer y reconstruirlos paisajes antiguos ya desaparecidos. Es la disciplina que se encarga del estudio de los restos vegetales extraídos en contextos arqueológicos o naturales, según la definición de 1989 de James Greig, de la Universidad de Birmingham, en Inglaterra. Analiza microrrestos como polen, esporas o fitolitos, y macrorrestos como carbón, madera, semillas, frutos y hojas. Con todo ello, la Arqueobotánica consigue, con el estudio de sus restos vegetales fósiles, caracterizar sociedades antiguas y su desarrollo social y económico. Y, como veremos aquí, reconstruir su paisaje, su entorno y el aprovechamiento que hace de él esa sociedad. Es el trabajo de Lydia Zapata y su grupo, de la UPV/EHU de Vitoria-Gasteiz, con restos arqueológicos vegetales obtenidos en la restauración de la Catedral de Santa María.
Era entonces Vitoria una aldea llamada Gasteiz, entre los siglos 8 y 12, una comunidad rural, además de comercial y un enclave fortificado en un cruce de caminos en el norte de la Península Ibérica. En la restauración de la Catedral se han encontrado evidencias de un asentamiento permanente desde el año 700. Los restos más antiguos son escasos y dispersos. Todo ello ha permitido reconstruir la historia de Gasteiz en cuatro fases, desde el siglo 8 al 12.
En la primera fase, desde el siglo 8 hasta la primera mitad del 10, hay dos zonas, una residencial y agrícola y otra con industria metalúrgica. Las edificaciones son de madera y arcilla.
La segunda fase, que corresponde a la segunda mitad del siglo 10, conserva parte de los construido en la fase anterior, y los edificios nuevos, de piedra, configuran un patio interior. Los usos son residenciales y de la industria metalúrgica.
La fase 3, que se centra en el siglo 11, cambia el aspecto de la aldea. Desaparecen las edificaciones anteriores y aparecen nuevas, ordenadas en hileras paralelas que definen calles o, más bien, callejones. En las casas ya hay habitaciones separadas. Las excavaciones revelan tres edificios: una forja, un almacén y una vivienda.
La fase 4, en el siglo 12, nos muestra una aldea de mayor tamaño, con calles, muralla y una iglesia. En las excavaciones aparece otra habitación, aunque se siguen usando edificios y hogares de la fase 3. Todo se construye en piedra.
Los autores estudian ocho muestras para catalogar los restos vegetales de estas excavaciones. Una de las muestras es de la primera fase, en los siglos 8 a primera mitad del 10; otras tres muestras son de la fase 2, en la segunda mitad del siglo 10; de la fase 3, en el siglo 11, hay dos muestras; y, finalmente, de la fase 4, en el siglo 12, hay dos muestras.
Después del estudio, los resultados demuestran que en la fase 1, desde el siglo 8 a la primera mitad del 10, en el paisaje hay dominancia de áreas abiertas entre bosques de robles, hayas, arces, abedules, avellanos, fresnos, olmos, acebos y rosa silvestre (escaramujo o tapaculos), una madera muy utilizada como leña y para la industria metalúrgica. En las orillas de ríos y arroyos hay alisos, mimbres y olmos. Los robles son los árboles más abundantes. Se cultiva cebada, mijo, algo de trigo y de lino y pocas legumbres (habas, lentejas, guisantes). Hay mucha presión humana con prácticas agrícolas y de cría de ganado.
En la segunda fase, durante la segunda mitad del siglo 10, sigue habiendo áreas abiertas pero los bosque se recuperan algo, con más robles y pinos y aumentan las hayas. El resto de árboles son los mismos que en la primera fase. Se sigue sembrando cebada, con más presencia de trigo, y aparece el centeno. Baja la presión humana sobre el paisaje.
Durante el siglo 11, en la tercera fase, siguen dominando las zonas abiertas, con bosques de robles y aumento de las hayas. Dominan los robles, aumentan las hayas que, a partir de la mitad del siglo 11, son el árbol dominante, y decrece la rosa silvestre y de otros árboles de orilla. El trigo es el cereal más sembrado, con presencia de mijo y legumbres. Bajan la cebada y aumenta el centeno. Crece la presión humana con más agricultura y ganadería.
En la fase 4, en el siglo 12, siguen dominando las áreas despejadas, con aumento de los bosques de hayas y de robles. Decaen la rosa silvestre, los robles, los avellanos y los arces. Es la mayor con mayor presencia de cereales, con el trigo como el más sembrado, aumento de mijo, caída de cebada y aumento de centeno.
Es un paisaje muy cambiado por las actividades humanas. Debía ser un bosque pero hay áreas abiertas con cultivos de cereales y hierba para el ganado. Además, la madera se utiliza en construcción, como leña para el hogar y, sobre todo la rosa silvestre, como combustible en la fundición del hierro y en las herrerías. Todo ello son importantes tareas para la economía de la ladea y para negociar con los viajeros que pasan por aquel antiguo cruce de caminos fortificado.
*Pérez-Díaz, S. y 5 colaboradores. 2015. A palaeoenvironmental and palaeoeconomic approach to the Early Middle Age record from the village of Gasteiz (Basque Country, Northern Iberian Peninsula). Vegetation History and Archaeology DOI: 10.1007/s00334-015-0522-2