Esta es la entrada 1000 de este blog, y está dedicada a Luis Alfonso Gámez, periodista, colega y amigo, que hace unos años me llevó a un nuevo mundo que, desde entonces, he explorado con su ayuda y apoyo. Gracias y un fuerte abrazo.
Nuestro Diccionario de la Lengua defina la nectarina como “Fruta que resulta del injerto de ciruelo y melocotonero”. Y no es así, es un error monumental que, por estar sancionado por el Diccionario no desaparece, es más, a veces da la impresión que se extiende más y más. Terrible para un biólogo. Las nectarinas son melocotones (Prunus persica) que han perdido su cubierta velluda, sus tricomas pues así se llaman los pelos de las plantas. Los hortelanos, cuando aparecían entre los frutos de su cosecha, los seleccionaban y resembraban y, así, con los años y su trabajo han conseguido las nectarinas que ahora se comercializan y que nos comemos con gusto. Nos cuentan Elisa Vendramin y sus colegas, del Centro de Investigación para la Fruticultura de Roma, que sabemos, por trabajos anteriores, que la mutación que elimina el vello se encuentra en el cromosoma número cinco del melocotonero (o nectarina) y que se proponen localizar el o las mutaciones que dan lugar a las nectarinas.
Analizan 305 frutos de un cultivo de melocotones y nectarinas de una granja cercana a Bolonia, en Italia, sembrados y tratados como es habitual en la práctica agrícola. Además, estudian 46 melocotones y 49 nectarinas de varios países y variedades, entre ellas hay dos nectarinas de España, para confirmar sus hallazgos.
Después de los análisis genéticos, el grupo encuentra que la desaparición del vello se debe a una sola mutación en el gen llamado PpeMYB25 que controla la formación de los tricomas, no solo en el melocotón sino en otras plantas pues, por ejemplo, dirige la síntesis de las fibras del algodón.
El hallazgo del grupo de Elisa Vendramin tiene su importancia práctica pues, hasta ahora, cuando un cultivador sembraba melocotoneros con semillas, o sabía muy bien la historia de sus semillas, o tendría que esperar dos o tres años hasta que diesen sus primeros frutos y saber si había sembrado melocotones o nectarinas. Ahora, según Vendramin, con un análisis de ADN buscando el gen PpeMYB25 bastará. Y, además, da la impresión de que pronto veremos melocotoneros modificados genéticamente para que den nectarinas.
*Vendramin, E. Y 11 colaboradores. 2014. A unique mutation in a MYB gene cosegregates with the nectarine phenotype in peach. PLOS ONE 9: e90574