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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Brazaletes maravillosos

Son brazaletes de silicona, coloridos como tantos otros que muestran el apoyo de quien los lleva a alguna buena causa. Y son útiles e ingeniosos en su concepción y objetivos. Los que aquí presentamos tienen otra función diferente aunque su utilidad se nos va a demostrar que es indiscutible: son muestreadores pasivos de sustancias tóxicas en el ambiente de quien lleva el brazalete. Esas sustancias pueden entrar en nuestro cuerpo por la piel, la boca o por inhalación. Son miles de sustancias las que están en nuestro entorno, sea en casa , en el trabajo o al aire libre. Por ejemplo, hay hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), pesticidas, dioxinas, bifenilos policlorados (PCBs) y muchos compuestos más. Sin embargo, relacionar estos compuestos con nuestra salud es difícil pues son muchos, a menudo en concentraciones muy bajas y, además, difíciles de detectar cuando es necesario. Por tanto, cualquier método que los detecte y permita su detección y calcular su concentración será útil. Y aquí entra el brazalete de silicona ideado por Steven O’Connell y su equipo, de la Universidad Estatal de Oregon en Corvallis.

Los brazaletes de silicona ya se venden y son accesibles a cualquiera que los desee comprar. Lo que hace O’Connell es convertirlo en un sistema pasivo de toma de muestras del ambiente. La silicona es un compuesto conocido por su capacidad de absorber muchos compuestos como benceno, tolueno, xileno y otros más, muchos de ellos con toxicidad demostrada. El mayor problema que encuentra el equipo de O’Connell es precisamente limpiar de compuestos los brazaletes comerciales para que luego sirvan para acumular las sustancias del entorno. Durante la fabricación de la silicona, su uso para los brazaletes y en el transporte absorben sustancias que hay que eliminar.

Los brazaletes los consiguen los investigadores a través de la página web 24hourwristbands.com, de Houston, Texas. Los compran de dos tamaños, con diámetros de 6.4 y 6.7 centímetros, y alturas de 1.3 y 2.5 centímetros. Son de tres colores, naranjas, blancos y naranjas y blancos a bandas. Después de limpiarlos de las sustancias que traen de la fabricación y transporte, los prueban con dos métodos. El primero es, simplemente, llevar el brazalete durante 30 días y haciendo vida normal. Y el segundo método es que lo lleven los trabajadores de una empresa dedicada a arreglar e impermeabilizar tejados con asfalto. Los llevan durante una jornada de trabajo, o sea, por 8 horas, o por una semana, lo que supone de 32 a 39 horas.

En la primera prueba, con exposición al ambiente en el que nos movemos en nuestra vida cotidiana, durante 30 días el brazalete acumuló 49 compuestos, entre ellos hidrocarburos, productos de uso personal y de limpieza, pesticidas, ftalatos y otros compuestos de origen industrial. Había antraceno, cafeína, nicotina, eugenol (en perfumes), triclosán (desodorantes), fipronil (insecticidas), trifluralin (herbicidas), benzofenona (pinturas, cosméticos, pesticidas, protectores solares) y así, como decía, hasta 49 compuestos.

Son ocho los trabajadores que arreglan tejados y llevan el brazalete. Por los productos que usan en su trabajo, el grupo de O’Connell busca, sobre todo, hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAHs). Encuentran 40 compuestos de este tipo e, incluso, 12 de ellos están en la lista gubernamental de peligrosos. No hay muchas diferencias en las exposiciones de un día o de una semana, aunque la presencia de PAHs cambia según el lugar de trabajo sea en un local cerrado o al aire libre.

 

*O’Connell, S.G., L.D. Kincl & K.A. Anderson. 2014. Silicone wristbands as personal passive samplers. Environmental Science and Technology doi: 10.1021/es405022f

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