La alergia a determinados alimentos es un problema sanitario importante y, además, en crecimiento en niños y adolescentes. En España, el 14% de los niños tiene alguna alergia, y el porcentaje está creciendo. Ruchi Gupta y sus colegas, de la Universidad del Noroeste en Chicago, nos dicen que en 2010, las alergias alimentarias, solo las alimentarias, afectan al 8% de los niños en Estados Unidos. Mencionan que la bibliografía sobre estas alergias es desconcertante pues el número de niños que la sufren varía a nivel regional. Es decir, que aunque no se sepa la razón, la distribución no es uniforme en la geografía de Estados Unidos. Y se proponen encontrar la causa.
Eligen hogares con, por lo menos, una persona menor de 18 años y, los adultos, rellenan y entregan una encuesta sobre las alergias a los alimentos de los niños y jóvenes, sus síntomas y su gravedad. A través del código postal de cada hogar, los autores conocen su situación geográfica así como su demografía, economía y demás datos. En total, analizan a 38465 niños y jóvenes menores de 18 años, la mitad niñas, y con una edad media de 8.5 años.
La presencia de las alergias alimentarías va desde el 6.2% en áreas rurales hasta el 9.8% en áreas urbanas, un 50% más. Además, el aumento es gradual: área rural con el mínimo, área suburbana, periferia y área urbana con el máximo. Y no cuentan la raza, el sexo, la edad o los ingresos económicos. Los resultados son parecidos cuando tratan de diferentes alimentos: la alergia a los cacahuetes se da en el 2.8% de los niños de ciudad frente al 1.3% en los niños de áreas rurales; al marisco, 2.4% en ciudad y 0.8% en el campo. Según comenta Gupta, la presencia de otras alergias mantiene parecida distribución. Así ocurre con el asma, el eccema, la rinitis alérgica o la conjuntivitis.
Por tanto, los niños de ciudad tienen más del doble de probabilidades de sufrir alergia a los alimentos que los niños del campo. Los investigadores no conocen el por qué de esta diferencia. Quizá la exposición en una edad temprana a las bacterias de las áreas rurales prepara al sistema inmunitario y evita la hipersensibilidad posterior que da lugar a las alergias. O, también es posible que los contaminantes presentes en las ciudades disparen el sistema inmunitario contra alimentos que, en principio, no suponen un peligro para el organismo. Quien sabe; hay mucho que hacer.
*Gupta, R.S. y 5 colaboradores. 2012. Geographic variability of childhood food allergy in the United States. Clinical Pediatrics DOI:10.1177/0009922812448526